Seguramente hablo en nombre de todos los que de verdad amamos y respetamos la montaña cuando expreso mi absoluto desprecio por Aramón y los verdugos del Pirineo que pretenden hacer de la montaña un enorme campo de golf. La ampliación de las pistas no es más que una excusa. Por desgracia, están respaldados por organismos políticos y bancarios a los que les viene muy bien ese dinerillo, que, aunque se lo prometen a los pueblos, va para ellos. Eso es lo peor: que los engañan. Me da risa eso que siempre ha proclamado Aramón del respeto que tienen a la montaña, y me da pena por todos los montañeses engañados que perderán sus valles para siempre en beneficio de urbanizaciones y campos de golf. El turismo de calidad, el que siempre vuelve, lo perderán.