¿qué habrá aprendido belloch en vancouver?

Daría por bueno el viaje del alcalde Belloch a Vancouver, si en él hubiese captado la importancia que tienen los asuntos medioambientales en la organización de los Juegos de invierno. Ya en Turín (2006) hubo un pacto explícito con las organizaciones ecologistas (que luego no se ha cumplido en toda su extensión) y cuando menos las autoridades se creyeron obligadas a declarar previamente que, una vez acabado el show, habría una recuperación de los espacios naturales invadidos. En la perspectiva del 2022, los criterios de sostenibilidad que ya se han manejado en la Olimpiada canadiense deberán ampliarse, y mucho. Seguro que es más cuestión de estética que de ética, pero no me parece posible organizar este movidón blanco sin acordar previamente unos controles mínimos con las organizaciones ecologistas y los foros científicos y/o universitarios.

El problema de los Pirineos es que no constituyen un escenario tan amplio como los Alpes o las Rocosas. Aquí tenemos valles estrechos, espacios limitados y un entorno muy sensible. De hecho, la alta montaña aragonesa sufre ya un impacto destructivo y exagerado, porque, contrariamente a lo que nos dicen los señores jefes, las áreas ocupadas de alguna forma por infraestructuras, urbanizaciones, instalaciones y estaciones de esquí ya no son una porción pequeña e inapreciable sino una mancha visible, importante y en constante expansión. Si al proceso actual de intervención humana le añadimos los proyectos para ampliar Cerler y unificar Formigal con Astún y Candanchú, y a todo ello le sumamos los Juegos y lo que traerán consigo (más infraestructuras, más terrenos urbanizados, más de todo), el resultado final puede ser catastrófico.

La negociación entre las administraciones y los ecologistas suele ser un cosa muy complicada. Puesto que no existen apenas precedentes de que ambas partes hayan llegado a conveniar cosa alguna en el pasado, el hábito de pactar es inexistente. El tema no está engrasado, así que cada nuevo intento chirría desde el principio. La evolución de la llamada Mesa de las Montañas lo ha demostrado una vez más.

Pese a todo ello, y pese a lo improbable que resulta el éxito de la candidatura Zaragoza-Pirineos, la perspectiva medioambiental es imprescindible, haya no haya Juegos. Lo cual, por supuesto, no atañe solo al alcalde de Zaragoza sino especialmente al Gobierno de Aragón, a su presidente y al círculo de confianza de éste (pues se trata de gente procedente de la montaña). Si Belloch debería demostrar que su viaje a Vancouver ha servido para algo, Marcelino Iglesias habría de cerrar su era desmintiendo con los hechos los rumores sobre la relación de allegados suyos con el proyecto para desarrollar Castanesa. Otro paripé especulativo como el de Jaca 98 sería imperdonable.

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