Un sector estratégico para Aragón, del que dependen miles de puestos de trabajo, está haciendo aguas. Se mire a donde se mire, hay un problema, grave y de complicada solución.
Etuksa (Candanchú), después de varios años de “guerra” con Aramón, tuvo que entrar en concurso de acreedores y ahora está subsistiendo con flotadores para no hundirse.
Astún, con dificultades y pidiendo a la DGA que se le pague lo que tiene ganado en los tribunales.
Aramón, con una deuda brutal y con sentencias que le ponen contra las cuerdas, como el plan general de Montanuy. Añadir a esto, los problemas que tiene Aramón para reordenar la empresa en varios frentes, como su sede de Zaragoza hinchada de personal, la situación de los proyectos de Benasque, de Sallent, las sociedades que están contra las cuerdas como Articalengua participada por Formigal y ayuntamiento de Sallent….y así una larga lista de asuntos delicados, que hay sobre la mesa.
Constituido en 2002, el Grupo Aramón nació con el objetivo de impulsar el desarrollo económico y social de las comarcas en las que opera, mediante la creación de una oferta de turismo de esquí y montaña moderna e innovadora. Sobre una estrategia de desarrollo a largo plazo, el Grupo Aramón emprendió un plan de inversiones para la mejora y ampliación de sus estaciones con el propósito de desarrollar en las montañas de Aragón un destino turístico de alta calidad, que pudiera convertirse en referente del mercado español. La idea, impresionante.
Incluso hizo reaccionar al sector Andorrano, Catalán y Andaluz, que vieron como Aragón se posicionaba en el mapa con un gran proyecto
Este sector es muy complicado gestionar, cierto, pero también es verdad que en los últimos 15 años se han cometido gravísimos errores por parte de todos. El árbol ha ido creciendo muy torcido y va a ser muy complicado enderezarlo.