La crisis del sector de la nieve por falta de precipitaciones es tan preocupante que los afectados se han planteado solicitar ayudas económicas de las administraciones. La Asociación de Empresarios de la Jacetania y las estaciones de esquí del Valle del Aragón, Astún y Candanchú, solicitarán al Gobierno de Aragón la declaración de zona catastrófica para estos dos centros invernales y su área de influencia. El anuncio lo hizo anoche la citada asociación a través de un comunicado en el que afirmaba que «está preparando» la solicitud.
La razón no es otra que la ausencia casi total de nieve durante los dos primeros meses de la temporada de esquí, que la han convertido en «la peor» en las últimas décadas. La asociación quiere que el Gobierno de Aragón realice una valoración de los daños directos e indirectos sufridos en las estaciones y los negocios turísticos y comerciales, y habilite una serie de ayudas y créditos subvencionados para las empresas.
La misma petición se cursará a la subdelegación del Gobierno para que se adopten medidas en los organismos de la Administración central, a través de reducción de módulos de impuestos o bonificaciones en las cuotas de Seguridad Social.
Sin ayudas de Aramón
La Asociación de Empresarios de la Jacetania, que preside Luis Marco, afirma que «es muy de agradecer el esfuerzo y responsabilidad» de las estaciones de esquí, porque a pesar de las graves dificultades que implica la falta de nieve, «se han mantenido abiertas desde los primeros días de diciembre», destacando que las dos estaciones del Valle del Aragón son las únicas en la Comunidad que no reciben «ningún tipo de ayuda de la administración autonómica, ya que en el resto el 50% de las pérdidas las soporta la DGA a través de su participación en Aramón».
Luis Marco cifró la reducción de ingresos en los negocios del sector en un 40%. «Queremos que avance un poco más la temporada para hacer el balance final y entonces dirigirnos, de acuerdo con las estaciones, al Gobierno de Aragón», declaró. Añadió que «desde hace catorce o quince años, no se vivía una situación semejante».
Las precipitaciones de las últimas semanas tampoco se consideran suficientes. «Lo perdido, perdido está», dijo el presidente de la asociación de empresarios. En este sentido comentó que en Candanchú y Astún, que tienen 40 kilómetros esquiables, apenas están operativos 10, y «a base de nieve artificial», de alto coste económico y difícil mantenimiento dadas las altas temperaturas que se están registrando. Recordó que mientras la pasada temporada las estaciones de la Jacetania recibieron unos 600.000 visitantes, este año calculan que apenas se alcanzarán los 200.00, «y eso se nota en el consumo».
En el puente de la Constitución, que tradicionalmente inaugura la temporada y es cuando se realiza la venta fuerte de los abonos, Astún recaudó 600.000 euros menos, según Marco. Recordó que al contrario de lo que ocurre en otras estaciones aragonesas, «aquí no asume las pérdidas la DGA».
La mitad de contratos
Una de las consecuencias de esta crisis es la pérdida de puestos de trabajo en el sector del turismo de nieve. Y los empresarios creen que «la onda expansiva se notará más adelante, incluso tras el cierre de la temporada, cuando afecte al resto de los sectores de la zona». Como ejemplo, Marco comentó que el año pasado diariamente salían de Jaca con destino a las estaciones dos autobuses con cincuenta trabajadores cada uno y este año apenas lo ocupan quince. «Los establecimientos hoteleros, el comercio, los restaurantes… todos los sectores están notando el descenso de clientes».
En Candanchú, en Navidad, la contratación laboral apenas superaba el 50 por ciento. A mediados de enero, Astún todavía no había contratado al 40 % de los trabajadores fijos discontinuos.
El pesimismo también embarga al sector comercial. El gerente de un céntrico bar de Jaca reconocía recientemente que la facturación había caído a la mitad. En otros negocios, como los de ropa y calzado, el descenso de ventas se cifra en un 20 por ciento.
Respecto a la repercusión que la falta de nieve puede tener en el FOJE, Marco expresó su esperanza en que «caiga alguna nevadita y podamos salvarlo». Si bien reconoció que ha estado a punto de suspenderse, como ya ocurrió con Pirena. También mostró su preocupación por la mala imagen que se dé. «Si decimos que hay que suspenderlo, se queda mal. Pero si se sigue adelante, como se ha decidido, y hay poca nieve, queda la duda de que esto no sirva para el proyecto olímpico».
Ni siquiera sirve de consuelo que «en los Alpes se está trabajando con nieve artificial». La realidad es que de los 304 kilómetros esquiables que existen en Aragón, ayer sólo había abiertos 120.