Lissavetzky dice que la idea de optar a los juegos es «interesante» y que la estudiará

El Gobierno central estudiará la posible candidatura de Zaragoza y el Pirineo aragonés -ya se verá si con otros territorios- a organizar unos Juegos Olímpicos de Invierno en el año 2018 o más adelante. El secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, considera que la propuesta es «interesante», por lo que no dudó en confirmar a HERALDO la buena disposición del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

«La aspiración de los Pirineos aragoneses es conocida por todos desde hace veinte años y siempre ha contado con nuestro apoyo -recordó el máximo responsable del deporte español tras ser preguntado por la hipotética candidatura encabezada por la capital aragonesa-. Deberíamos estudiar entre todos esta interesante propuesta».

Lissavetzky no quiso entrar en más detalles porque, como ya han dejado claro el Ayuntamiento de Zaragoza y la DGA, la idea de organizar unos Juegos de Invierno en Aragón no debe interferir lo más mínimo en la candidatura de Madrid 2016. No obstante, y precisamente porque las cautelas son máximas, fuentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte subrayaron la importancia de las palabras del secretario de Estado hacia una propuesta que de momento solo es una idea.

Un proyecto «para ganar»

Quien no quiso pronunciarse sobre la propuesta conocida a finales de la semana pasada fue el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. Fuentes de este organismo explicaron que «no va a hacer ningún tipo de declaración porque en estos momentos centra todos sus esfuerzos en apoyar e impulsar la candidatura de Madrid 2016». El alcalde de la capital de España, Alberto Ruiz Gallardón, también eludió cualquier comentario sobre la posible candidatura Zaragoza- Pirineos.

Desde el Gobierno de Aragón subrayan que la idea todavía se encuentra «en fase de conversaciones políticas» -dicen que no hay ni un solo papel-, pero al mismo tiempo insisten en una premisa fundamental: si finalmente se presenta la candidatura será con un proyecto «para ganar». «No es que en ocasiones anteriores Jaca no tuviera posibilidades, pero creemos que con Zaragoza como referencia y con la posible participación de otros territorios las opciones del Pirineo aragonés para organizar unos Juegos de Invierno se multiplicarían», explican fuentes de la DGA.

Las mismas fuentes recuerdan que las dos grandes carencias que han lastrado durante 20 años las sucesivas candidaturas de Jaca han sido la falta de infraestructura hotelera y las malas comunicaciones. «Con Zaragoza como referente, y sobre todo después de la Expo, el problema de los hoteles se habría solucionado -argumentan-. En cuanto a las comunicaciones, para el año 2018 estarán terminadas las autovía Somport-Sagunto, la Pamplona-Huesca-Lérida y la Lérida-Valle de Arán, además de contar con el AVE y con dos aeropuertos». El Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza cuentan además con aprovechar el impulso y el prestigio ganados con la Exposición Internacional.

Teniendo en cuenta que la posible candidatura no hará ni un solo movimiento hasta saber qué sucede con Madrid 2016, las instituciones aragonesas tienen un año para perfilar y estudiar las posibilidades reales de una idea que de momento ni siquiera tiene cuándo ni dónde.

Todo por concretar

En cuanto a la fecha, se ha hablado de los Juegos del 2018, pero todas las partes consultadas recuerdan que en función de lo que suceda con Madrid podría tener que retrasarse hasta los del 2022. Sobre los territorios que formarían parte de la candidatura, solo es segura la participación de Zaragoza como sede principal y la del Pirineo aragonés. La participación de Cataluña se antoja muy difícil, pero es que tampoco está claro que se vaya a contar con Andorra.

Aunque la capital aragonesa y el Gobierno del pequeño estado pirenaico ya han mantenido al menos dos encuentros y se han mostrado dispuestos a ir de la mano en esta aventura, la DGA tiene sus dudas al respecto. De hecho, fuentes del Ejecutivo autonómico aseguran que competir junto a Andorra tendría más inconvenientes que ventajas.

La indiscreción del embajador

El que fuera director de dos de las fallidas candidaturas de Jaca, Manuel Fonseca, que ahora trabaja como alto cargo del Consejo Superior de Deportes, lanza un único mensaje sobre el posible nuevo intento: Aragón solo tendrá posibilidades de organizar unos juegos olímpicos si la sede elegida es Zaragoza.

Sea como sea, todas las administraciones consultadas coinciden en afirmar que la propuesta se ha hecho pública demasiado pronto, lo que les obliga a ser muy cautos y al mismo tiempo les deja sin muchos datos sobre los que opinar y posicionarse. Según explicaron fuentes del Gobierno de Andorra, la «culpa» de que la idea saltara a todos los medios de comunicación fue del embajador de España en Andorra, Eugenio Bregolat, quien en una recepción con motivo del Día de la Hispanidad comentó en público las conversaciones entre Zaragoza y el Estado pirenaico.


TURIN 2006, LA GRAN REFERENCIA

Los últimos Juegos Olímpicos de Invierno, los de Turín 2006, son la demostración de que una ciudad medianamente alejada de las grandes montañas puede conseguir la celebración de este gran evento internacional si se apoya en otras subsedes mejor ubicadas. La ciudad italiana fue elegida por el COI en junio de 1999 en una votación final en la que competía con Sión (Suiza). El éxito de su candidatura y las numerosas coincidencias que presenta con Zaragoza convierten a la capital del Piamonte en la gran referencia para las aspiraciones olímpicas de Aragón.

Geográficamente, Turín está enclavada al norte de Italia, a unos 60 kilómetros en línea recta de los Alpes y de la frontera con Francia. Sus 900.000 habitantes hacen que su población sea algo superior a la de Zaragoza, aunque los municipios de su entorno metropolitano prácticamente duplican esa cifra.

Al igual que le sucede a la capital aragonesa con Barcelona, pese a ser de las más grandes del país, la ciudad que organizó los Juegos de Invierno de 2006 se encuentra en el área de influencia de otra gran orbe -Milán-, lo que llevó a sus gobernantes a la búsqueda de nuevos proyectos que la impulsen y la resitúen en el panorama internacional. Ese camino, similar al emprendido por Zaragoza con la Expo o la feria mundial de las flores, no solo le llevó a ser sede olímpica, sino que este año 2008 ha sido designada como capital mundial del diseño y el próximo 2011 albergará las celebraciones del 150 aniversario de la unificación italiana.

Además, la capital del Piamonte compitió por organizar los Juegos de Invierno de 2006 sabiendo que en el camino Roma podría ser la elegida por el COI para ser sede de los Juegos de Verano de 2004, lo que podía afectar a sus opciones para bien o para mal. Finalmente, la elegida fue Atenas, por lo que el triunfo de Turín fue interpretado como un premio de consolación del Comité Olímpico hacia Italia -la ciudad suiza de Sión partía como favorita en las quinielas-.

Si finalmente presentan una candidatura a los Juegos, Zaragoza y el Pirineo pueden enfrentarse a una situación muy similar con el intento de Madrid de llevarse las Olimpiadas de Verano del 2016.

En cualquier caso, las similitudes más importantes entre la candidatura de Turín 2006 y un posible proyecto conjunto de Zaragoza y el Pirineo aragonés -ya se verá si en colaboración con otros territorios como Andorra- son las que tienen que ver con el planteamiento del proyecto y el reparto de las 15 disciplinas deportivas y los distintos equipamientos necesarios entre la ciudad de referencia y las subsedes.

En Turín, cuatro disciplinas

En el caso de la ciudad italiana, el comité organizador apostó por celebrar en Turín las ceremonias de apertura y clausura y cuatro competiciones disputadas a cubierto: las de hockey, patinaje artístico, patinaje de velocidad y patinaje de persecución.

Para albergar esas modalidades, se crearon o se aprovecharon cinco grandes equipamientos deportivos: el antiguo Estadio Olímpico, construido en 1933 y utilizado para las ceremonias; un palacio de los deportes levantado en 1961 y remodelado para acoger las pruebas de patinaje artístico; un anillo de hielo totalmente nuevo para las competiciones de velocidad; un pabellón provisional para partidos de hockey; y otro gran pabellón para ese mismo deporte que tras los Juegos ha quedado como edificio polivalente.

Además, en el municipio de Pinerolo, a pocos kilómetros de la capital, se remodeló un palacio de los deportes en el que tuvieron lugar las pruebas de «curling». En cuanto a las infraestructuras no deportivas, en Turín se construyó una villa olímpica para más de 2.600 atletas, jueces, técnicos y las delegaciones oficiales.

Reparto de las subsedes

El resto de disciplinas olímpicas de invierno -todas las disputadas al aire libre- se distribuyeron por hasta siete localidades situadas en los Alpes, dentro del mismo estado del Piamonte. Todas ellas se encontraban en un radio de entre 80 y 100 kilómetros de Turín por carretera.

El Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón tienen muy presente este proyecto fundamentalmente porque las distancias a la ciudad de referencia son notables y por la gran diversificación de subsedes, dos circunstancias que también se darían en la posible candidatura de los Pirineos.

Las distintas pruebas de esquí alpino se disputaron en la famosa estación de Sestriere, un complejo invernal formado por cuatro núcleos urbanos que cuenta con 129 kilómetros de pistas y una altitud de unos 2.000 metros.

Las competiciones de saltos y de esquí de fondo tuvieron lugar en el municipio de Progelato, a unos 1.500 metros de altura, y el resto de modalidades -todas las de trineo, las de «snowboard», el «biathlon»…- se repartieron por el resto de subsedes, algunas de las cuales se encontraban a poco más de 1.300 metros de altitud.

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