No. Así de tajante se mostró ayer la candidata del PSOE, Eva Almunia, ante la propuesta lanzada por su contrincante política, Luisa Fernanda Rudi, candidata del PP, quien apostaba por privatizar Aramón. La líder socialista no es partidaria de que el Gobierno venda su participación del 50% en la empresa. Porque queda por delante la ampliación del dominio esquiable y además la polémica puede perjudicar la refinanción de la deuda que en estos momentos está realizando la sociedad.
Almunia dijo que el sector de la nieve, en proceso de expansión en Aragón, precisa todavía de la colaboración del Ejecutivo autonómico. Deberá ser la DGA quien pilote la expansión de Cerler por Castanesa hasta convertirse en una de las pistas de esquí más importantes de Europa. «Para lograr ese objetivo todavía queda mucho por delante», auguró. Y mientras este proyecto no se haya convertido en realidad, el Gobierno «estará ahí». Luego ya se verá. La candidata socialista no quiso hacer conjeturas a este respecto. No es una decisión que debe tomarse a corto plazo.
Almunia recordó que su formación es partidaria de la colaboración público-privada. Ese es el modelo que sigue Aramón. Un esquema que también gusta al PP. O al menos eso dice. Porque a efectos prácticos Rudi parece más partidaria de plegar velas y reducir el intervencionismo de la DGA a lo estrictamente necesario.
PRIORIDADES «Está funcionando y no hay que cambiarlo. La prioridad es dar un salto para seguir trabajando en la ampliación de nuestras pistas y nosotros queremos estar detrás», dijo la candidata del PSOE. Y desde el PP, vista la polémica, ayer intentaron recular. Desde el entorno de Rudi matizaron que la apuesta de los conservadores no era tanto vender el 50% al completo, como ceder terreno a la participación privada. Es decir que no saldrían totalmente, sino que se retirarían poco a poco, en función del interés de las empresas del sector que quisiesen participar.
En cualquier caso, la divergencia sobre este asunto entre Rudi y Almunia es evidente y contrapuesta. La popular apuesta por vender y lograr ingresos para poder invertirlos en otros menesteres. En sectores que lo necesiten más. O simplemente para ahorrarlos y reducir el déficit. La austeridad es uno de los objetivos de la líder del PP. A lo que se debe sumar la intervención cada vez menos del Gobierno de Aragón en el sector privado. La teoría neoliberal llevada a su máxima expresión. La socialista, por su parte, quiere que el Ejecutivo siga pilotando el desarrollo el Pirineo.
El futuro de Aramón queda así en una especie de impás en un momento clave para este sociedad pública, que se encontraba refinanciando su deuda. No han gustado las palabras de Rudi, que abrió la caja de los truenos cuando la empresa se halla en pleno de proceso de captación de fondos. Por eso desde el Gobierno de Aragón se prefiere no valorar el debate, que no hace otra cosa que sembrar dudas. Tampoco desde Aramón, que ayer pasó de puntillas sobre la polémica, que se achaca más a cuestiones electorales que a otra cosa.
Lo que parece también claro es que la ampliación por Castanesa depende de que el Ejecutivo aragonés esté detrás de Aramón. El proyecto garantiza la pervivencia de Cerler. Su reducido tamaño le impide tener beneficios porque tiene los gastos de una estación del tamaño de Formigal, pero sin contar con la capacidad para recuperarlos en forma de ingresos. Y el PP está de acuerdo con Castanesa, al menos por ahora. No en vano, la ampliación requiere una cuantiosa inversión y los populares apuestan por el ahorro.