Si llega a presidenta, ofrecerá al mejor postor la parte correspondiente al Gobierno aragonés en la sociedad que, a medias con Ibercaja, gestiona la mayoría de nuestras estaciones de esquí. Muy valiente y muy bien, Luisa Fernanda. Incluso debería ir más allá. Puestos a vender, vendamos también Motorland o el aeródromo de Caudé y todas las ruinas que arrastra la Tierra Noble (iba a mencionar incluso la tele autonómica, pero no me atrevo a llegar tan lejos).
Lo malo, dilecta candidata, es que estas maravillas no las va a comprar cualquiera. Pasa como con el Zaragoza de Agapito, que no lo quieren ni los aprovechateguis de la Arabia petrolera. Aquí molan la sanidad, la educación y los servicios sociales; sectores donde se puede ganar mucho dinero, por libre o conveniando con la Administración las actividades que ésta externalice. Pero con el esquí no te comes nada sustancioso. Si acaso, vendiendo apartamentos, y ahora ni eso.
Luego hay otro tema, querida amiga: si empieza usted a proponer este tipo de privatizaciones y no sólo las que figuran en el manual del buen ultraliberal, se le mosquearán los fácticos. Seguro que ya no les ha hecho ninguna gracia lo de Aramón. Porque aquí todo el mundo adora el capitalismo desregulado, pero nadie renuncia a mamar en la teta pública. Desde muchas empresas y asociaciones patronales hasta los grupos de presión locales (los regantes, por ejemplo), pasando por el Heraldo o el Sindicato Médico, cada cual va a lo que le conviene y nadie ha de ver con buenos ojos ese planteamiento suyo (ortodoxo y correctísimo, sin embargo) de que sea privado aquello que por pura lógica debe serlo.
No se meta en jardines. Dígales a los mandamases que venderá Aramón porque es un asunto de interés para los socialistas. Pero que todo lo demás, lo que va en la larga cuenta del PAR y sus amigos, seguirá como está… o mejor. ¡Y vaya tomándole la medida a Biel!