La duda de si los tres fallecidos en un alud en la estación de Formigal el 4 enero de 2008 esquiaban o no fuera de pistas ya está resuelta. El auto de la juez de Jaca determina que el acceso a la zona del Garmo la Mina en la que se produjo la avalancha no solo «no estaba cerrado» sino que además se trataba de una pista señalizada con un riesgo de aludes de nivel 3. La recuperación de las fotografías que uno de los fallecidos tomó momentos antes del suceso, y que fueron borradas de su cámara en las horas siguientes, han sido la clave para esclarecer las circunstancias del accidente.
No obstante, a los tres responsables del centro invernal denunciados así como a la propia empresa y la aseguradora se les juzgará por una «falta de imprudencia» pero se ha desestimado un delito por «homicidio imprudente». Los motivos de esta consideración es que concurren tres elementos: un fenómeno natural, la falta de adecuación de la señalización de la zona en la que se produjo el alud y la práctica de una actividad de riesgo, como es el esquí, resume la juez en el auto.
La titular el Juzgado de Instrucción nº 1 entiende que «los esquiadores fallecidos eran expertos y que pudieron prever o ser conscientes del riesgo de avalanchas existente aquel día». Esta es su determinación después de valorar las pruebas y tomar declaración a los imputados y a los testigos.
Las fotografías tomadas en el acceso a la pista por uno de los fallecidos y trabajador de la estación, Miguel Ángel Rodríguez Antoñanzas, de 35 años y natural de Zaragoza, son la base de los argumentos del auto. En la avalancha también murió Daniel Osambela Echeverría, de 36 años y natural de San Sebastián, e Íñigo Enrique Zurita, de 37 años y vecino de Vitoria.
Estas imágenes las recuperó el departamento de Fotografía e Infografía Forense del Servicio de Criminalística de la cámara que permaneció hasta las 20.02 de la tarde del día de la tragedia, del que se dio aviso a las 13.04, en la oficina de Sextas de la estación. Entonces, uno de los denunciados la entregó a la Guardia Civil. Según el auto emitido el pasado 17 de abril, «no se ha podido determinar la forma y modo en que dichas fotografías, fundamentales para el esclarecimiento de los hechos objeto del presente procedimiento, fueron borradas».
Las contradicciones
No obstante, el autor recoge que el informe de estas imágenes «contradice palmariamente las manifestaciones» de uno de los responsables de la estación de Formigal en el atestado de la Guardia Civil tras el suceso, cuando todavía no se habían hallado las fotografías.
Este manifestó que «la pista no estaba abierta, precisamente por los partes de nieve y el riesgo de aludes para ese día. Es más, la estación todavía no había preparado la pista para su uso, siendo catalogada conforme Atudem como una pista negra (díficil). En el momento en que se produce el accidente la misma estaba cerrada al público y, por tanto, se considera fuera de pistas». Con respecto al riesgo de aludes previsto para ese día y la información que se dio a los usuarios, «manifiesta que era de riesgo 4 (fuerte), tal y como señalizaban todos los carteles de la estación», recoge el auto.
Sin embargo, «se observa claramente en las imágenes recuperadas por la Guardia Civil que el acceso a la pista en la que se produjo el alud no estaba cerrado, todo lo contrario; en los paneles informativos existentes en la entrada a la zona, lugar por el que precisamente pasaron los esquiadores fallecidos, se podría apreciar como se trataba de una pista». El texto añade que «todas las pistas a las que se accedía desde dicho punto estaban abiertas y existía un riesgo de aludes de nivel 3».
Según el auto, «se desprende la posible existencia de negligencia en la actuación del personal de la estación de esquí, en concreto, respecto de los tres imputados».