La ampliación de cerler por el valle de castanesa tendrá una telecabina de seis kilómetros y 36 plazas

El plan de ampliación de la estación de esquí de Cerler por el valle de Castanesa contempla la instalación en este lugar de una telecabina de 36 plazas de capacidad, que será el de mayores dimensiones que se utilice en un complejo invernal español. El empleo de esta infraestructura evitará la construcción de aparcamientos de grandes dimensiones en cotas elevadas del valle, lo que elimina del proyecto uno de los aspectos que más polémica suele despertar en la creación de centros dedicados al deporte blanco.
El estudio preliminar de ampliación encargado a la empresa francesa Dianeige por la propietaria de la estación de Cerler, Montañas de Aragón (Aramón), sociedad participada por Ibercaja y la DGA, propone dos posibilidades para instalar el telecabina. Ambas parten del núcleo de Ribera; la primera va directa hasta una ubicación próxima a las bordas de Llana d»Obarra (en el centro de la fotografía que ilustra esta página), mientras que en la segunda se plantea hacer el recorrido en dos partes, con una parada intermedia en el término de Fonchanina.
La opción que se ha escogido como prioritaria es la primera, aunque desde Aramón se señala que, si la demanda lo plantea una vez culminada la ampliación, es factible instalar un telesilla desde Fonchanina que facilite un acceso complementario desde esta población y la vecina Castanesa.
La telecabina recorrerá seis kilómetros para salvar un desnivel de seiscientos metros, desde los 1.200 de altitud de Ribera, donde se construirá un aparcamiento de unas 2.500 plazas, hasta los 1.800 de las bordas de Llana d»Obarra. El material que se está examinando para su futura instalación permite realizar ese trayecto con sólo ocho pilonas, lo que reduce al máximo el impacto sobre el territorio.
La infraestructura, de fabricación austriaca, aporta la ingeniería más avanzada en materia de remontes. Las cabinas tienen una sujección tricable que transmite una gran estabilidad para garantizar su funcionamiento con viento fuerte. Así, a diferencia de lo que pasaba con el «huevo» de Formigal (actualmente desmontado), este auténtico teleférico puede funcionar hasta con rachas de aire de 100 kilómetros por hora, lo que, estadísticamente, asegura que pueda utilizarse en más del 95% de días hábiles para el esquí en el valle de Castanesa.
La capacidad del remonte facilita el transporte de hasta 3.600 personas por hora, para lo cual partirá una telecabina cada 36 segundos. El coste estimado de la compra de este material más el de su instalación se eleva a unos 33 millones de euros.
Dos o tres años de plazo
El proyecto de ampliación de Cerler por el valle de Castanesa todavía tiene mucho camino por recorrer hasta que los esquiadores puedan disfrutar de su deporte en esas laderas, que tienen una situación idónea para el esquí, con orientación norte y entre los 1.800 y los 2.600 metros de altitud (que se alcanzan en la punta Pleta Vella). El presidente de Aramón, Francisco Bono, calcula que los trámites administrativos necesarios y las obras precisas no estarán «antes de dos o tres años».
De momento, lo que está cerrado, además del estudio preliminar de Dianeige, es el contrato de arrendamiento del terreno (unas 900 hectáreas) para su uso invernal, suscrito el pasado sábado día 18 entre Aramón y la comunidad de propietarios del valle de Castanesa (integrada por los núcleos de Ardanuy, Fonchanina, Ribera y Castanesa y unos pocos propietarios particulares). Los dueños de los terrenos recibirán 120 euros por hectárea a partir de 2006.
El acuerdo de alquiler se alcanzó tras una asamblea informativa en la que Mariano Polanco, portavoz de la Plataforma en Defensa de las Montañas, expuso a los asistentes los temores que suscita en algunas entidades conservacionistas este proyecto por su posible impacto ambiental. En la votación posterior resultó ganadora la opción favorable a la ampliación con el respaldo de 34 votos frente a tres en contra y cuatro en blanco.
A partir de ahora, Aramón debe redactar el proyecto definitivo, que es posible que se haga mediante concurso, y someterlo al departamento de Medio Ambiente. Sólo con el aprobado de la consejería de Alfredo Boné será posible iniciar las obras.
En cuanto a su financiación, Aramón cuenta, además de posibles aportaciones de capital societario, con dos desarrollos urbanísticos cuyos beneficios irán íntegramente destinados a la ampliación de la estación. La primera operación, que cuenta ya con casi cuarenta años de planeamiento, es la extensión de la propia urbanización de Cerler. La empresa cuenta con la edificación de 1.900 nuevas viviendas, lo que podría aportar en torno a los 60 millones de euros.
El segundo desarrollo previsto se llevará a cabo en 50 hectáreas recientemente adquiridas en el municipio de Montanuy, en el paraje denominado Casa d»Arro. Esta actuación, todavía por delimitar, cuenta con dos componentes especiales: se localiza a pie de la N-230 y en una zona aneja al futuro eje transpirenaico y queda a siete kilómetros de Ribera, de donde saldrá la telecabina. Por lo tanto, no habrá problemas de edificación en zonas sensibles de alta montaña y la comunicación con la zona esquiable será rápida.
Además de la ampliación por Castanesa, Aramón, junto al Ayuntamiento de Benasque, contempla otra actuación similar, con menos despliegue técnico, en la zona de Ardonés, como puede verse en el gráfico. Sin embargo, ese proyecto todavía está pendiente de estudio.

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