Publicada el 6 de julio de 2013 por archivo
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Los dos ríos se encuentran en la zona por la que el Gobierno de Aragón prevé unir la estación de esquí de Formigal con las de Astún y Candanchú, iniciativa que, de haber sido declaradas las reservas fluviales, resultaría inviable.
El texto normativo del PHE al que ayer dio su visto bueno el Consejo del Agua de la cuenca contempla que en las reservas fluviales «no se concederán autorizaciones ni concesiones en el dominio público hidráulico de actividades que puedan producir presión significativa sobre la cantidad o la calidad de la masa de agua o una afectación significativa a la circulación del agua por el cauce».
El documento define las zonas susceptibles de ser declaradas reserva fluvial como unos «ecosistemas acuáticos que se encuentran en muy buen estado y presentan un alto grado de naturalidad, con escasa o nula intervención humana».
El listado de zonas que la CHE propondrá declarar reserva fluvial incluye, entre otras, el río Ara desde su nacimiento hasta el Arazas, la cabecera del Arba de Luesia, el Estarrún en su totalidad, el Irués y su afluente el Garona, el Isuela hasta su desembocadura en el Alcanadre, el Matarraña desde su nacimiento hasta que recibe las aguas del Ulldemó y, también, la cabecera de este último.
La lista que recoge el Plan de Demarcación contempla aplicar también esa figura de protección dentro de la comunidad autónoma de Aragón en el río Salenca hasta la cola del embalse de Baserca, en el Vallibierna desde su nacimiento hasta la desembocadura en el Ésera, en el Vellos hasta que confluye con el Aso y en el Veral hasta su llegada al río Majones.
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