La región mediterránea es la más vulnerable de Europa a los efectos del cambio climático. Así lo establece un amplio estudio internacional que pronostica un fuerte ascenso de las temperaturas y un descenso de lluvias en las próximas décadas. La investigación revela que, en un cuadro de fuerte crecimiento económico y alto consumo de combustible fósil, como el actual, la península Ibérica llegaría a registrar un aumento de temperaturas de 4,4 grados. Asimismo el estudio, en el que han participado científicos españoles, pronostica que entre un 14% y un 38% de la población mediterránea vivirá en cuencas que tendrán grandes problemas de escasez de agua.
«Entre todas las regiones europeas, la mediterránea resulta la más vulnerable al cambio climático. Se prevén múltiples impactos potenciales, relacionados principalmente con el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones», explican los investigadores de un nuevo estudio, cuyos resultados se dan a conocer hoy en la revista Science. «Los impactos incluyen escasez de agua, aumento del riesgo de los incendios forestales, desplazamiento hacia el norte de la distribución de especies vegetales típicas y pérdida de potencial agrícola», afirman los científicos.
En el futuro el cambio de las temperaturas en Europa varía regionalmente pero se aprecia una clara tendencia al calentamiento. El incremento medio, en la segunda mitad del siglo XXI, puede ser de 2,1 grados centígrados en el mejor de los casos y de 4,4 grados en el peor, con mayor calentamiento en las latitudes altas y cambios considerables en los patrones de precipitaciones. El sur de Europa, con España, registra en todos los casos menos lluvias, especialmente en verano.
El estudio parte de varias predicciones climáticas ya conocidas basadas en modelos, y aborda la influencia del calentamiento global en el continente europeo, considerando diferentes modelos de proyección hacia el futuro que tienen en cuenta los parámetros socio-económicos. En concreto, abarca los 15 países de la UE anteriores a la ampliación, más Noruega y Suiza, en tres plazos (2020, 2050 y 2080), respecto a 1990. Casi 40 investigadores de 15 instituciones europeas, incluidos tres españoles, han realizado el estudio, dirigido por Dagmar Schröter, del Instituto de Postdam de Investigación de Impacto del Clima, en Alemania.
Agua dulce
La disponibilidad de agua dulce, recalca el artículo de Science, afecta directa e indirectamente a la sociedad y a los ecosistemas. En Europa, el aumento de la población y de la intensidad del cambio climático supondrá que más gente vivirá en áreas con recursos hídricos ya críticos y se exacerbarán las deficiencias de agua en muchas áreas que ya están padeciendo el problema, advierten los investigadores. Esto será particularmente preocupante en España.
La tendencia que se desprende de los modelos indica que entre un 20% y un 38% de la población mediterránea (un 14% en el mejor escenario posible) vivirá en cuencas que tendrán menos recursos hídricos que ahora. La escasez de agua se verá agravada por la mayor demanda debida a la irrigación y al turismo.
Todos los escenarios analizados coinciden en predecir una reducción de las precipitaciones en España, particularmente en verano, y un aumento en la mayoría de las regiones septentrionales del continente.
«La idea [de la investigación] es ofrecer estos resultados para dar a conocer cómo evolucionarán los ecosistemas según lo que hagamos y hacia dónde los dirijamos», explica Santi Sabaté, de la Universidad de Barcelona y uno de los españoles autores del estudio. «Hablamos de una proyección cara al futuro, nada de esto ha pasado todavía. Sabemos que la maquinaria ambiental tiene mucha inercia y esto siempre se tiene que tener en cuenta, pero podemos anticiparnos a problemas que pueden venir y, como mínimo, prepararnos y dar información útil para la toma de decisiones».
Otras regiones europeas especialmente vulnerables, son las montañosas, donde el desplazamiento de las nieves hacia mayores alturas no sólo afectará radicalmente al turismo, sino que perturbará los regímenes fluviales. En los Alpes, la cota de nieve pasará de los 1.300 metros de altura actualmente a 1.500 ó 1.750 a finales del siglo XXI.
Los ecosistemas resultarán seriamente afectados por el calentamiento global. Schröter y sus colegas se han centrado en la distribución de más de 2.000 especies vegetales y animales en toda Europa y explican que las mediterráneas y las de montaña son «desproporcionadamente sensibles al cambio climático». Por ejemplo, al centrarse en especies concretas, los investigadores prevén que decrecerá la presencia de cuatro árboles típicos del Mediterráneo: Quercus suber, Quercus ilex, Pinus halepensis y Pinus pinaster.