El intenso tráfico registrado ayer por la tarde en el puerto de Monrepós, de camino al Pirineo, aventura otro fin de semana excelente en las estaciones de esquí. Ya será el tercero consecutivo. Si enero empezó sin nieve y acabó con una sucesión de temporales, febrero se despide con sol y temperaturas primaverales, lo que unido a los más de 330 kilómetros esquiables, supone un cóctel perfecto.
Los hoteles situados en el entorno de las pistas están prácticamente llenos. En uno de los más grandes, el Abba Formigal, con 108 habitaciones, anoche solo quedaba libre una, comentó su director, Tomás Chéliz. Pero entre semana la ocupación ha rozado el 80%, y para la semana próxima las reservas de lunes a jueves ya alcanzan el 60%. Y además marzo empieza con un puente en Madrid y Zaragoza y con el Carnaval, para animar todavía más las estaciones en el ecuador de la temporada.
En el valle de Benasque, que se salvó del pésimo inicio, los hoteles están «a tope», aseguró el presidente de la asociación turística, José María Ciria, para añadir que la semana que viene las perspectivas son igual de optimistas, y también hay muchas reservas contratadas para marzo.
«Sol y un metro de espesor», resumía ayer el director comercial de Astún, Andrés Pita, al hablar de que se espera vivir otro gran fin de semana. Pero es que de lunes a viernes, añadía, también hay «más aficionados de los que preveíamos». Según aseguró, la nieve está resistiendo las altas temperaturas hasta primera hora de la tarde, y por la noche los valores son negativos.
En muchas localidades del Pirineo se alcanzaron registros más propios de mayo, como los 24 grados medidos ayer en Torla. Eso sí, a primera hora de la mañana los termómetros están bajo cero, como demuestran las mínima de Benasque (-4 grados) y Sabiñánigo (-3).
El optimismo que vive ahora mismo el sector turístico contrasta con un enero para olvidar en todos los valles, salvo el de Benasque, por la falta de nieve, como demuestra la Encuesta de Ocupación Hotelera del INE, hecha pública ayer con los datos del mes pasado. El número de viajeros descendió un 33% (solo hubo 46.965 turistas en los hoteles) y el de pernoctaciones, un 31% (126.209). Así, la ocupación apenas alcanzó el 29%, el peor porcentaje de los últimos siete años. Todas las cifras del mes pasado son negativas, pues también hubo menos establecimientos abiertos y menos trabajadores.
Analizando los puntos más turísticos, el contraste entre Benasque, donde sí había nieve, y Jaca y Sallent de Gállego, es espectacular. El primero incluso mejoró los registros del año pasado en viajeros (de 9.797 a 10.442), pernoctaciones (de 32.377 a 36.088) y ocupación (del 60 al 64%). Por contra, en Jaca apenas se contabilizaron 11.825 viajeros en los hoteles (frente a 17.908 en 2018), 29.807 pernoctaciones (frente a 43.244) y la ocupación estuvo 14 puntos por debajo de la de hace doce meses (45% frente al 59%).
Peor son todavía los datos de Sallent de Gállego, con apenas 4.461 viajeros este año, casi una tercera parte de los que tuvo en enero de 2018 (12.750). Lo mismo se puede decir de las pernoctaciones: de las 39.689 de 2018 se pasó a 12.764. Y la ocupación ofrece un pobre 20%, casi una tercera parte del 57% de 12 meses atrás. Y eso que hubo menos hoteles abiertos, tanto en Jaca como en Sallent.