El heliesquí despega en aragón

El turismo activo no deja de crecer en Aragón y especialmente en el PIrineo. Al amplio abanico de deportes de aventura se suma ahora el heliesquí, una actividad consistente en subir a una cima o a un collado en helicóptero para realizar descensos de esquí de montaña, que hasta ahora no se había ensayado en la Comunidad Autónoma y que en España solo tiene un precedente en el valle de Arán.

La empresa pionera es Altituderides, que ya realiza vuelos para ciclistas (helibike) y a la que no le ha sido fácil lograr las autorizaciones ambientales para despegar. Este sábado ha anunciado que se pone en marcha «una vez conseguidos los permisos de cada uno de los organismos reguladores competentes». El sábado 30 de marzo se estrenó con un equipo de guías, esquiadores invitados y fotógrafos, que despegaron de la estación de Piau-Engaly, aterrizando tras cruzar la frontera a 2.742m de altura, en la cima del pico Barrosa, en el municipio de Bielsa. La actividad se compone de tres rotaciones en helicóptero y tres descensos en esquí con vuelta a la estación de Piau para «un final feliz gastronómico». Su director, Pablo Irigoyen, ha asegurado que tras dos años de gestiones administrativas y requisitos, «hemos conseguido nuestro objetivo”. Y este pasa por «potenciar la marca Bielsa-Pirineos como destino para la práctica de actividades en montaña”.

Pero antes de que empezara sus actividades, nada más conocerse que había obtenido autorización del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga), surgieron algunas voces críticas. ¿Es esta una actividad capaz de incrementar los potenciales clientes de esquí en Aragón o abre la puerta a nuevos impactos en zonas sensibles del Pirineo? El heliesquí se ha estrenado y no ha sido a gusto de todos.

El alcalde de Bielsa confirma que la empresa lleva dos años realizando gestiones para intentar conseguir los permisos. Cree que teniendo en cuenta los condicionantes ambientales, la actividad puede tener futuro en la zona. Los vuelos despegan de la vecina estación francesa de Piau-Engaly, al otro lado del túnel de Bielsa, para esquiar en las montañas españolas, ya que en Francia el heliesquí está prohibido. “No está prohibido ni volar ni bajar esquiando por las montañas. Y ya se les han impuesto unas limitaciones ambientales”, concluye el responsable municipal.

El propio informe de autorización habla de pros y contras. Por una parte, reconoce que el descenso en esquí no supone una modificación sustancial del entorno, y de hecho en la zona se practica esquí de travesía. Pero, por otra, advierte del aumento de actividades en helicóptero, que en caso de incrementarse en el futuro “generarán molestias y riesgos que hasta la fecha no se han producido”. La misma empresa explota en Benasque un negocio de helibike, que consiste en subir ciclistas para realizar descensos por la montaña.

Pero si el heliesquí tiene partidarios, también han surgido voces discrepantes. Los propios agentes forestales han mostrado sus recelos. La Asociación de Agentes para la Protección de la Naturaleza (Aapna) ha recordado que afecta a espacios de la Red Natura 2000, como son los LIC y las ZEPA, o a las áreas de protección del quebrantahuesos y el urogallo. A su juicio, independientemente de que los itinerarios se hayan condicionado para evitar las áreas críticas, va a implicar un mayor número de esquiadores fuera de pistas, en zonas ambientalmente sensibles. Por otra parte, hablan de las dificultades para el control de la actividad por parte de los agentes.

El informe del Inaga establece un plan de seguimiento ambiental, pero la asociación profesional cree que será muy complicado realizarlo dada la zona donde se va a desarrollar, la naturaleza de la actividad y las carencias materiales y personales del cuerpo, “quedando el seguimiento prácticamente relegado a la información que proporcione la propia empresa”.

“Es una actividad que parece que se quiere potenciar cuando en Europa se está cuestionando porque si se realiza de forma habitual genera un impacto”, señala el presidente de Aapna, Javier Escorza. Por otra parte, insiste en la dificultad de controlar a un helicóptero en movimiento. “No podemos saber si se mete o no en un área protegida”. Según fuentes de este colectivo, el heliesquí está prohibido en Francia y en Alemania, y en Austria solo se permite en montes de baja cota. Sí está autorizado en Suiza y en Italia en determinadas zonas.

La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos también se ha pronunciado. En un escrito al Inaga le recuerda que esta actividad no está autorizada en las montañas de Francia, aunque sí en el valle de Arán. “Consideramos necesario que se analice y conozcan los motivos de la restricción en Francia y el condicionado del valle de Arán, pues son de interés para la regulación de estas actividades novedosas en el territorio”. Y es que entiende que se trata de dos actividades: por un lado el esquí fuera de pistas y el transporte en helicóptero “para facilitar su ejercicio a las personas y grupos que puedan pagar el coste del transporte”.

A juicio de la Fundación, en el informe no se han señalado todas las posibles afecciones, como por ejemplo a los mamíferos alpinos, como el sarrio o el rebeco pirenaico, “de gran importancia ecológica y también económica por el valor de su caza”, y otras aves de alta montaña como la perdiz nival. Sí se menciona al quebrantahuesos y el urogallo. Pide al Inaga una “adecuada” evaluación de impacto ambiental con las mayores garantías para poder decidir si autoriza o no en el futuro la actividad, “con los controles y regulaciones más adecuados”.

Respecto a estas críticas, la empresa Altituderides comenta que si bien en Francia está prohibido posar a gente con helicópteros con fines turísticos a más de 1.600 m en Pirineos y 1.800 en los Alpes, es una actividad habitual en países como Suiza, Austria o Islandia, por no hablar de Canadá, la meca del heliesquí. «No hacemos nada nuevo que no se haga en el Pirineo desde hace años», dice Pablo Irigoyen, en referencia a que el helicóptero se utiliza para aprovisionar los refugios o instalar infraestructuras como las torres eléctricas.

Esta empresa también organiza viajes de helibike, subiendo ciclistas por el aire para realizar luego descensos. «Ya se suben bicis con vehículos. La diferencia es que nosotros lo hacemos con helicóptero», matiza Irigoyen. Asegura que el espacio aéreo está regulado por Aviación Civil y en las cartas de navegación las únicas áreas restringidas se refieren al Parque Nacional de Ordesa, «y allí no hacemos nada». Han solicitado permiso al Inaga, «sin tener obligación», afirma, y ahora este organismo se lo ha solicitado también para la actividad del helibike, «cuando a las furgonetas que suben bicicletas no se lo exigen»

«Nuestro ánimo es molestar lo menos posible», afirma este responsable de la empresa de turismo activo. «No pretendemos tener cuatro helicópteros volando, porque tampoco hay mercado, el número de vuelos será muy limitado».

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