La prestiogiosa revista ‘Nature’ se ha hecho eco de un estudio biólogico en el que han colaborado dos investigadores aragoneses. Se trata de Luis Villar, biólogo e investigador titular del CSIC en el Instituto Pirenaico de Ecología de Jaca, y José Luis Benito Alonso, en la actualidad biólogo profesional de libre ejercicio.
El artículo del que son cofirmantes estos investigadores versa sobre el impacto del cambio climático y, bajo el título ‘Continent-wide response of mountain vegetation to climate change’, ha sido recogido por el suplemento ‘Nature Climate Change’.
El texto, «muestra uno de los resultados del monitoreo a largo plazo que estamos haciendo del impacto del calentamiento global sobre de la flora de alta montaña, gracias al proyecto GLORIA (Global Observation Research Initiative In Alpine Environments)«, dicen los propios investigadores en un comunicado.
Este estudio se ha realizado en 60 montañas y 12 países de Europa, en el caso del Pirineo en cuatro cimas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca), añaden. En él, han intervenido 26 equipos de toda Europa.
Este trabajo ha conseguido poner de manifiesto que «las plantas amantes del calor (también llamadas especies termófilas), están desplazando a las especies alpinas más adaptadas al frío, debido al aumento de las temperaturas causado por el calentamiento global», explican los investigadores.
«Precisamente en el Pirineo y Sierra Nevada (los dos macizos montañosos donde se inició GLORIA en España), son las montañas europeas donde más se ha constatado este fenómeno que hemos denominado termofilización», continúan. La termofilización de las comunidades vegetales de montaña, ilustran, refleja el grado de calentamiento reciente, y es más pronunciada en las zonas donde el aumento de la temperatura ha sido mayor, como en España.
En vista de los cambios climáticos proyectados, «la transformación observada sugiere una disminución progresiva de los hábitats de montaña fría y en consecuencia de los seres vivos que alberga», indican. «En el Pirineo eso se traduce en que las alrededor de 150 especies de plantas que viven a más de 3000 metros de altitud -una veintena ellas cuales son exclusivas (endémicas) de nuestra cordillera-, verían comprometido su futuro a medio plazo. Lo más probable es que se hagan cada vez más raras y se queden acantonadas en algunas pocas zonas, pudiendo desaparecer alguna de ellas», recoge el estudio.
La importancia de este trabajo radica en que esta es la primera vez que se realiza un monitoreo coherente a gran escala de los efectos del calentamiento global sobre un ecosistema concreto, en varias zonas del mundo a la vez y con la misma metodología.
El Moncayo, en 2012
Los biólogos aragoneses explican que en Aragón se sigue trabajando en Ordesa y en 2011 se amplió la red de monitorización, gracias al encargo del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón a José Luis Benito de establecer otra zona piloto de muestreo, como llaman al conjunto de 4 cimas que se estudian conjuntamente, que deben tener diferentes altitudes y ser homogéneas en cuanto a sustrato y clima.
«Dado que la primera zona piloto (Ordesa) se estableció en el Pirineo calizo, esta segunda se ha establecido en cimas silíceas pirenaicas, en concreto en los valles de Tena y Bielsa. En el establecimiento de esta segunda zona piloto en el Pirineo también colaboró el Dr. Luis Villar, entre otros», puntualizan.
El objetivo del Gobierno de Aragón para este año, dice el comunicado, «es ampliar el estudio a las montañas mediterráneas de Sistema Ibérico, en concreto al Moncayo, para completar la representación de la alta montaña aragonesa en la red mundial de GLORIA». Esta decisión pondría a Aragón a la cabeza en Europa en los estudios sobre los efectos del calentamiento global sobre la flora de alta montaña.