Premio fronteras a isaac held, estudioso de la humedad y el clima

El físico estadounidense de origen alemán Isaac Held (Ulm, 1948) ha sido galardonado hoy con el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático «por sus contribuciones, pioneras y fundamentales, en nuestra comprensión de la estructura de los sistemas de circulación atmosférica y del papel del vapor de agua –el gas de efecto invernadero más importante– en el cambio climático”, informa la Fundación BBVA, que concede este premio, dotado con 400.000 euros.

Held trabaja en el Laboratorio de Dinámica de Fluidos Geofísicos de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos. El presidente del jurado, Bjorn Stevens, ha destacado que, mientras la investigación en cambio climático se ha centrado en el aumento de las temperaturas, Held ha incorporado el papel esencial del agua, a través del estudio tanto de su movimiento en la atmósfera, como de la influencia del vapor en el efecto invernadero.

«La cantidad de agua en la atmósfera es lo que hace que unas zonas sean más húmedas que otras. En mis trabajos he buscado analizar cómo se mueve el agua en la atmósfera, y cómo el cambio climático altera estos patrones”, afirmaba Held tras conocer el fallo.

Según el jurado, la investigación de Held «ha contribuido a desvelar gran parte de los procesos que determinan la existencia de las diferentes zonas climáticas del planeta, y a predecir los cambios que experimentarán como consecuencia del cambio climático. En especial, su trabajo explica por qué las zonas tropicales serán más húmedas y las subtropicales más secas, una tendencia que ya se observa con los datos disponibles». Con el incremento de las temperaturas aumenta también la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, y, a su vez, este gas multiplica el calentamiento. Se produce por tanto un efecto de retroalimentación que es necesario entender para predecir el clima futuro.

Held calcula que, en la región mediterránea, en caso de no reducirse las emisiones de CO2, la temperatura podría aumentar unos 3 grados en un siglo, lo que implicaría una importante reducción en las lluvias, entre un 10% y un 15%: “Esperamos una disminución gradual en las precipitaciones en el área mediterránea a medida que el clima se calienta”, explica por correo electrónico. “Esto forma de un fenómeno global que yo describo así: las zonas húmedas se vuelven más húmedas y las zonas secas, más secas. Esperamos una reducción en las precipitaciones de entre el 5% y el 10% por cada grado centígrado de aumento de temperatura. Nuestra certeza en esta predicción es cada vez mayor, a medida que mejora nuestra comprensión de los mecanismos a los que obedece y que se basan en nuestros modelos climáticos”.

Held aspira a “aumentar nuestro grado de certeza a la hora de predecir como cambiará el patrón de lluvias o de ciclones tropicales, por ejemplo, a medida que nuestro planeta se calienta”. Sobre la validez de los métodos de estudio de la atmósfera, explica: “El crecimiento continuado de la potencia de los ordenadores, y de nuestra comprensión, hace que la calidad de nuestros modelos siga mejorando. Pero siguen quedando varios problemas muy difíciles. Los más importantes son la simulación de las nubes y cómo estas podrían cambiar a medida que aumenta el dióxido de carbono. Sigue siendo uno de los desafíos”.

La Fundación BBVA creó en 2008 los premios Fronteras del Conocimiento para «reconocer a los autores de contribuciones y avances particularmente significativos en un amplio abanico de áreas científicas y tecnológicas características de nuestro tiempo».

El jurado de esta categoría ha estado formado por Bjorn Stevens, director del Instituto de Meteorología Max Planck (Alemania); Miquel Canals, catedrático de Geología Marina en la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona; Sergio Alonso, catedrático del Grupo de Meteorología del Departamento de Física de la Universidad de las Islas Baleares; Sandrine Bony-Lena, investigadora principal del Laboratorio de Meteorología Dinámica del Centro Nacional de Investigación Científica francés (CNRS) y la Universidad Pierre et Marie Curie (Francia); Kirsten Halsnæs, directora de programa de cambio climático de la División de Análisis de Sistemas del Laboratorio Nacional de Energía Sostenible de Risø (Dinamarca); y Edward Rubin, catedrático del Departamento de Ingeniería y Políticas Públicas de la Universidad Carnegie Mellon (EE UU).

En la pasada edición el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático recayó en el británico Nicholas Stern, por su “informe pionero que estructuró el discurso económico del cambio climático”. En la segunda edición el ganador fue el físico y matemático alemán Klaus Hasselmann, por “desarrollar métodos que establecieron que la actual tendencia al calentamiento global es atribuible, principalmente, a la actividad humana”. En la edición inaugural de los galardones resultó premiado el estadounidense Wallace Broecker, pionero en reconocer el fenómeno del ‘calentamiento global’.

Held calcula que, en la región mediterránea, en caso de no reducirse las emisiones de CO2, la temperatura podría aumentar unos 3 grados en un siglo, lo que implicaría una importante reducción en las lluvias, entre un 10% y un 15%: “Esperamos una disminución gradual en las precipitaciones en el área mediterránea a medida que el clima se calienta”, explica por correo electrónico. “Esto forma de un fenómeno global que yo describo así: las zonas húmedas se vuelven más húmedas y las zonas secas, más secas. Esperamos una reducción en las precipitaciones de entre el 5% y el 10% por cada grado centígrado de aumento de temperatura. Nuestra certeza en esta predicción es cada vez mayor, a medida que mejora nuestra comprensión de los mecanismos a los que obedece y que se basan en nuestros modelos climáticos”.

Held aspira a “aumentar nuestro grado de certeza a la hora de predecir como cambiará el patrón de lluvias o de ciclones tropicales, por ejemplo, a medida que nuestro planeta se calienta”. Sobre la validez de los métodos de estudio de la atmósfera, explica: “El crecimiento continuado de la potencia de los ordenadores, y de nuestra comprensión, hace que la calidad de nuestros modelos siga mejorando. Pero siguen quedando varios problemas muy difíciles. Los más importantes son la simulación de las nubes y cómo estas podrían cambiar a medida que aumenta el dióxido de carbono. Sigue siendo uno de los desafíos”.

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