Crispación en la montaña

La crispación cotidiana no se da sólo entre ecologistas urbanos y vecinos propiamente dichos de las comarcas citadas, es en los mismos pueblos del Pirineo donde está aumentando la tensión y la polémica sobre cómo encarar el futuro. Ello es debido en gran medida a la inexistencia de una Ley de la Montaña, que no ha llegado pese a las promesas del Gobierno aragonés y el respaldo de treinta mil ciudadanos cuyas firmas avalaron una iniciativa popular exigiendo tal norma. Y es preciso hacer constar que nadie en su sano juicio pretendería hoy imponer una ordenación contraria al desarrollo económico y social de los montañeses; pero dicho desarrollo no tiene nada que ver con los intereses concretos de grupos cada vez más notorio de especuladores del suelo y de la naturaleza. Hay que deslindar ambos temas.

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