Ramón Navarro señala que el nuevo consejo de administración que se constituyó este verano, emprendió una serie de acciones que sin la ayuda de ciertas personas, no hubieran sido posibles, como cumplir con los acreedores privilegiados , transformar la deuda con la Mancomunidad Forestal de Aisa en crédito participativo con la DGA, así como la implicación de muchas personas, desde amigos de Candanchu, pasando por trabajadores, promotores, alcaldes, algunos hoteleros… incluso personas repartidas por toda la geografía española echaron una mano en relanzar Candanchu con el firme propósito de devolverle su estatus.
El problema, señala, vino en la negociación de la búsqueda de nuevos inversores donde hace constar que puede percibirse que parte del consejo responde únicamente a intereses personales de alguno de los consejeros o de sus representados y no a la búsqueda de la viabilidad de la sociedad y por lo tanto de Candanchu en su conjunto, donde algunos accionistas han tratado con los posibles inversores a espaldas del Consejo con el único fin de especular con sus acciones e incluso intentar triplicar el valor nominal de las mismas, reventando la labor del Presidente y consejeros en dichas negociaciones.
En su escrito manifiesta que por encima de todo y de todos tiene que estar la responsabilidad, con la estación y con el territorio donde se opera