Publicada el 17 de septiembre de 2013 por archivo
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Nuestro sobresalto informativo de cada día. La Fiscalía investiga al consejero de Economía, Francisco Bono tras una denuncia de Compromiso por Aragón (escisión del PAR) referida a la arbitrariedad con la que se reparte el Fondo Especial de Teruel. Hombre, de que ese dinero se distribuye a gusto y capricho de los jefes no hay duda. Como tampoco la hay de que, año tras año, por ahí han circulado no pocos millones cuya utilidad a medio y largo plazo resulta dudosísima. Si eso es delito o no, ya no puedo decirles nada porque vivimos un tiempo en el que las transgresiones de la ley y la norma se han convertido en un arcano difícil de descifrar. Por la misma regla de tres, puestos a sospechar de las actividades públicas o semipúblicas de Bono, tanto vale poner bajo la lupa su gestión del citado fondo turolense (tan sujeto al apaño político como otras partidas de naturaleza graciable), como su paso por Aramón, donde ejerció de supremo baranda mientras la sociedad en cuestión iba ahondando su agujero financiero (que ahora va por los ochenta millones). Y que conste una cosa: el bueno de Paco se ha limitado siempre o casi siempre a cumplir órdenes o a seguirle la corriente al sistema. Que es la única manera de medrar profesionalmente en esta bendita Tierra Noble.
Siendo todo tan relativo, se comprende que cada vez nos distraigan más los asuntos secundarios, las historias simples y fáciles que no poseen la contundencia cuantitativa y cualitativa de la deuda acumulada por las empresas públicas aragonesas o la forma en que buena parte las inversiones institucionales en Teruel (inversiones teóricamente destinadas al desarrollo) se han perdido por el sumidero de los proyectos absurdos, la picaresca empresarial o la memez social. Es más sencillo cabrearse por la negativa catalana a devolvernos unas obras de arte sacro en las que nadie reparó cuando fueron trasladadas por su propietaria, la Iglesia Católica, o polemizar acerca de los barquitos que navegan por el Ebro, o discutir sobre la ya famosa carpa de Interpeñas.
Y si no, ahí está el Real Zaragoza y su amo, que siempre dan juego.
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