No solo porque las condiciones de la carretera (¿pública?) de acceso al Portalet son de película del oeste, más que del presente siglo. No solo porque el deterioro a ambos lados de la carretera, tras más de dos años de obras millonarias y deficitarias en Aramón-Formigal es palmario. Los ediles de la comarca, arropados por personal de Aramón visiblemente uniformado, nos dijeron una vez más que ellos estaban por el desarrollo (no sabemos si “urbanístico” o simplemente sin adjetivo), que veníamos de las ciudades a exigirles que lo frenen. Nos transmitieron que ese terreno es suyo, que no les molestemos, que hacen con él lo que creen conveniente. Ya lo vemos. Para eso no hacía falta subir a contra manifestarse al Portalet. Ya lo sabíamos.
Después de que el valle de Espelunziecha esté arrasado. Después de que sus partidos despreciaron la oportunidad de contrastar sus ideas con las de “los ecologistas”, cuando éstos presentaron en las Cortes de Aragón 30.000 firmas de aragoneses avalando una propuesta ciudadana de Ley de Protección de las Montañas de Aragón. Después de que el Justicia de Aragón alertara sobre la necesidad de la Ley. Después de una manifestación multitudinaria en su favor. Después de que se empiezan a crear asociaciones de vecinos en el Pirineo en contra del modelo Aramón. Después de que revistas especializadas, páginas web, programas de televisión y de radio denuncian constantemente la explosión especulativa en el Pirineo. Vienen a dialogar ahora bajo la ventisca, en su territorio vedado.