Un grupo aragonés liderado por las familias Yarza, Alierta y Forcén y con la participación de otros destacados empresarios negocia la compra de la estación de Candanchú, lo que permitiría salvarla de su crítica situación económica. La oferta presentada ayer a los principales accionistas pasa por la adquisición del 100% del capital social de Explotaciones Turísticas de Candanchú (Etuksa) a cambio del pago de 1.750.000 euros en un plazo de siete años y la entrega de otros 500.000 euros en especie, a través de la entrega de forfaits a los titulares de las acciones en proporción a sus participaciones.
La dirección de Etuksa lleva años intentando vender la estación, pero las valoraciones económicas han impedido hasta ahora el acuerdo. Mientras tanto, la situación de la sociedad se ha ido agravando, hasta al punto de verse obligada a presentar un concurso de acreedores en 2012 y a pactar hace un año un plan de pagos y otro de viabilidad para lograr salvar la situación. La realidad es que la tensión de tesorería es máxima, hasta el punto de que no quedan fondos para afrontar los pagos de los próximos meses, según aseguraron a este diario fuentes de Etuksa. Y la deuda supera los seis millones de euros.
Los socios tendrán oportunidad de analizar la oferta a lo largo de la próxima semana y discutirla en la junta general, convocada para el próximo día 30. En el orden del día se ha incluido la aprobación de las cuentas anuales del pasado ejercicio (se cierran a 31 de mayo) y se expondrán «las gestiones realizadas», además de concretarse el «estado actual» de la sociedad. Varios de los socios reconocieron ayer que la situación financiera es «más que delicada» y, por tanto, están abocados a buscar una salida. «La falta de liquidez es absoluta. Es tan grave la situación que no se ha podido hacer un mínimo desembolso para labores de mantenimiento de la estación durante la última temporada», señalaron.
No obstante, el secretario del consejo de administración también incluyó en el orden del día un aumento del capital social mediante aportaciones de dinero, puesto que hará falta una inyección económica para garantizar el futuro de la sociedad en el caso de que no salga adelante la operación de compraventa.
La oferta económica del grupo empresarial aragonés supone un 72,5% del capital social de Explotaciones Turísticas de Candanchú. La propuesta establece como condición la adquisición de un paquete de acciones que garantice el control de la sociedad, fijada en un mínimo del 55% del capital social, además de asegurar la mayoría de la representación en el consejo de administración. Igualmente, se establece la necesidad de que los socios que vendan sus acciones garanticen cualquier tipo de contingencia de Etuksa previa a la operación mediante la constitución de avales bancarios.
Los contactos con los accionistas mayoritarios de la estación de Candanchú comenzaron a principios de año de forma oficial y podrían fructificar en breve dada la situación de la sociedad, que tiene que hacer frente al pago de más de un millón de euros a entidades financieras y otros cinco a su larga lista de acreedores.
El problema más acuciante para la cúpula de Etuksa es su falta de liquidez, puesto que la última temporada de esquí se ha logrado cerrar con un resultado de explotación positivo. El vencimiento de los pagos con los 150 acreedores con que se llegó a un acuerdo impide el mínimo margen de maniobra a la sociedad. Fuentes cercanas al consejo de administración manifestaron que existen problemas para afrontar pagos incluso antes del verano. «La cuenta de resultados no es el problema, porque la explotación es un negocio, sino el estrangulamiento que sufrimos», añadieron.
El expresidente de Etuksa hasta el pasado mes de febrero, Carlos Ubide, centró como objetivo reflotar la estación y lograr un comprador, para lo que intentó en un primero momento convencer a Aramón de que integrara el complejo del valle del Aragón en su grupo. Sin embargo, el ‘holding’ aragonés de la nieve declinó esta posibilidad, aunque la interlocución se ha mantenido en todo momento abierta.
Los mismos inversores de capital ruso que tienen una opción de compra sobre el hotel Formigal que vence en abril estuvieron interesados en comprar la estación de Candanchú. Y otros dos grupos empresariales de capital español también entablaron negociaciones antes de que entrara en escena el encabezado por las familias Yarza, Alierta y Forcén a principios de año.
La devolución de la deuda millonaria se pactó con los acreedores a diez años, pero el calendario de pagos es asfixiante para Etuksa. El informe del administrador concursal ya advirtió en 2013 de que la estación requería una «forzosa capitalización mínima» pese a que los costes se habían ajustado y las pérdidas se iban recortado de forma sustancial.
Accionistas consultados sobre la operación de compraventa reconocieron que la entrada del nuevo grupo inversor aragonés supondría un colchón para el objetivo final que persiguen, la supervivencia de la estación de la que en buena medida depende la economía del valle del Aragón.
A medio y largo plazo, la unión de estaciones con Formigal y Astún supondría la salvaguarda para el futuro del sector de la nieve, ya que saltarían de escala al constituir el octavo dominio esquiable del mundo. El Gobierno PP-PAR dio el primer paso hace ahora un mes con la aprobación del plan de interés general, aunque su desarrollo quedará en manos del gobierno autonómico que salga de las urnas. De hecho, la entrada de este grupo empresarial aragonés supone un paso decidido hacia la unión de estaciones y la posible integración de Candanchú en el grupo Aramón, un objetivo que han intentado con antelación los gobiernos de Marcelino Iglesias y de Luisa Fernanda Rudi.