En Aragón estamos viviendo uno de los otoños más secos de los últimos años. En Zaragoza casi no se recuerda lo que es la lluvia. Este fin de semana, de camino al Pirineo, pude comprobar cómo los ríos que atravesaba, el Guarga, el Gállego, el Aragón, se hallaban bajo mínimos. El paisaje de las montañas, marrón, con muy poca nieve. Sin embargo, la noticia es que este año las estaciones de esquí han adelantado su apertura, tanto las de Huesca como las de Teruel. A costa, claro, de fabricar nieve con un bien escaso como es el agua.
El Gobierno de Aragón participa en una empresa de explotación (nunca mejor dicho) del turismo de la nieve. Y el discurso ecológico y sobre el cambio climático del PSOE, ¿dónde queda? ¿O será que, en el fondo, piensan como el primo de Rajoy? Desgraciadamente, la ecología se convierte en una marca más de consumo electoral. Pero cuando desde el Levante se pida agua, tocará ponerse el cachirulo y decir que el agua es nuestra. Para esquiar y jugar al golf, claro.