Publicada el 29 de octubre de 2013 por archivo
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Que el telecabina instalado en la Expo de Zaragoza (y sin uso desde el final de la muestra) sea llevado a Valdelinares para prestar allí servicio es casi un consuelo. Las idas y venidas del artilugio van a salirnos por unos ocho kilates (entre montarlo y desmontarlo), pero al menos el cacharro tendrá por fin alguna utilidad. Otros artefactos, infraestructuras y edificios no dan tanto juego. O siguen fuera de uso acumulando ruina, o para tenerlos en marcha hay que seguir metiendo millones a punta de pala. Cada error del inmediato pasado vuelve y vuelve a nosotros, sin solución de continuidad, con sus facturas bajo el brazo. Cosas de la vida.
Al mismo tiempo que nos contaban lo del citado telecabina, nos daban noticia de que Aramón (empresa semipública que posee y administra la mayoría de la estaciones de esquí aragonesas) va a refinanciar 76 millones de deuda. Se dice pronto, ¿eh? Doce mil y pico millones de las antiguas pesetas. Y no será lo único que sea preciso pagar tarde o temprano. La corporación que agrupa a las sociedades públicas aragonesas ha reconocido, por boca del consejero Bono, una deuda total de 455 millones. Era imposible deducir si esta cifra, impresionante en cualquier caso, no había sido mejorada durante la elaboración del extenso y evasivo informe que el Gobierno de la Comunidad llevó ayer a las Cortes y luego hizo público en su web. En más de doscientas páginas de cháchara, fotos y números indescifrables, apenas se disimula la naturaleza ruinosa de unas empresas que en 2012 perdieron 99,5 millones, el 6% más que en 2011. Eso sí, algunos de sus altos directivos siguen cobrando (pese a las iniciales rebajas) sueldos muy por encima del que percibe la presidenta Rudi. El jefe de Motorland, por ejemplo, cobra 80.000 fijos al año, que se aproximarían a los 100.000 gracias a ciertos pluses variables.
¿Transparencia? ¿Seriedad? No quieran los dioses. Como mucho podemos atisbar en las notas de prensa y entre la hojarasca de los informes oficiales algún detalle revelador del desastre que se agazapa en esas empresas públicas. Y espera…
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