Buen tiempo, varios días festivos por delante y nieve a tope en las pistas de esquí gracias a las recientes nevadas. El Pirineo no podía encarar ayer en mejores condiciones el largo puente de la Constitución. Pero la ocupación hotelera, al menos de momento, no ha rebasado el 50% y las estaciones de invierno, aunque bastante animadas, no han registrado una afluencia masiva. Con todo, el sector turístico cree que la situación puede mejorar, pese a la losa de la crisis económica, a medida que se acerque el domingo.
Además, el balance del primer día de la campaña varía de un centro de esquí a otro. En Formigal, los parkings se llenaron y hubo una gran afluencia, según indicó su director, Antonio Jericó. Candanchú, que se halla en concurso de acreedores, abrió solo 10 kilómetros de pistas y atrajo a muchos esquiadores, aunque la incertidumbre en la que ha vivido hasta hace pocos días ha podido restarle visitantes.
La cercana Astún, por el contrario, se llenó de aficionados que disfrutaron de una buena jornada de esquí. «No hemos podido empezar mejor la temporada», subrayó Andrés Pita, director comercial de la estación, que explicó que han abierto 27 kilómetros de un total de 42. Y Cerler, por su parte, también empezó con fuerza.
El que no faltó fue el público de segunda residencia, que ya la tarde del miércoles empezó a invadir los valles del Pirineo, desde Jaca y Biescas hasta Aínsa y Benasque. Sin embargo, los hoteleros esperaban más del puente, pese a que las reservas subieron a última hora. «Los hoteles están a la mitad», indicó Anabel Costas, de la Asociación de Empresarios Pirineo Alto Gállego.
«Hay mucha gente de segunda residencia, pero en los alojamientos de pago el nivel de ocupación es más bien flojo», explicó Costas, que señaló que muchos visitantes habían ido solo a «pasar un día».
En Jaca, como es costumbre, el puente de la Constitución generó mucho tráfico y la calle Mayor estuvo a rebosar de gente de los apartamentos por la tarde. En Benasque, la tasa de ocupación fue «regular», según manifestó Jorge Llanas, de la asociación turística. «Con una crisis como la que padecemos, el resultado no podía ser otro», afirmó.
Y eso que el sector hotelero contiene y rebaja los precios. «El coste de las habitaciones ha bajado y se aplican tarifas que no son de temporada alta», comentó Ángel Fernández, del hotel Valle de Izas, en Sallent. «Se reserva con un día y dos de antelación y las estancias son más cortas que otros años», agregó.