¿norman foster o paco “el pocero”?

El proyecto de expansión nival y urbanística de Cerler es puro surrealismo, algo así como Gran Scala en el Pirineo. No se si daremos abasto con tanto progreso, desarrollo y riqueza. Y en los tiempos que corren…

El grupo Aramón anuncia su inversión de más de 400 millones de euros en el nuevo centro invernal, “que se convertirá en el destino más moderno de España y de Europa y en un ejemplo de desarrollo sostenible”. Pero aclaremos, 300 de esos millones son destinados al desarrollo urbanístico, y los 100 restantes fruto de las plusvalías esperadas son la cifra destinada a la expansión de las pista de esquí.

Hacer actualmente cuentas con las plusvalías fruto de la recalificación a la carta del suelo para segundas residencias es hacer “castillos en el aire”. Hace unos años, todo estaba organizado para que el nuevo PGOU de Montanuy permitiera esa financiación, pero ¿quien va a comprar ahora todas esas 4.000 segundas residencias previstas?. Todo ello pese al aval de la DGA, con dinero del contribuyente, e IberCaja, con fondos de la Obra Social.

De todas formas, no nos engañemos, la pretensión original de todo este proyecto nunca ha sido un nuevo destino para la práctica del esquí sino más bien una excusa para urbanizar el territorio. La prueba de ello es que el PGOU de Montanuy ya está aprobado definitivamente y el proyecto de la estación de esquí es todavía un boceto en las manos de un prestigioso arquitecto.

Acondicionar la carretera N-260 entre Castejón de Sos y Pont de Suert sería sin duda la mejor inversión que puede recibir este territorio y que permitiría apostar por otro tipo de desarrollo, más sostenible, combinando los sectores tradicionales con un turismo de calidad, por el que están apostando comarcas como Sobrarbe, con importantes resultados.

A todos los que utilizan como argumento, para avalar este proyecto, el asentamiento de la población, el desarrollo y el empleo, puedo decirles que:

-La condición de supramunicipal de interés público con el que la DGA ha bautizado el proyecto permitirá expropiar a los vecinos que no se ajusten a las condiciones que decida Aramón. Evidentemente, expropiar es todo lo contrario a consolidar o estabilizar a la gente en el territorio.

-A la gente joven que ha intentado establecerse en este valle, nadie ha querido venderles o alquilarles nada y el ayuntamiento no les ha ayudado en absoluto en su empeño. Rejuvenecer la población tampoco interesa.

-¿Pueden considerarse desarrollados unos pueblos y urbanizaciones colapsados en tres o cuatro momentos puntuales del invierno, que se convierten en un cementerio de piedra y tejados de pizarra el resto del año?

¿Por qué los dineros que yo pago cada mes pensando que se van a invertir en escuelas, hospitales, servicios sociales, etc., la DGA los invierte en pistas de esquí y en hacer de Aragón un parque de atracciones con pueblos dormitorio anexos?

En cuanto a que ”el nuevo centro invernal se convertirá en un ejemplo de desarrollo sostenible”, ¿Como puede ser sostenible una cafetería a 2.500 metros de altura en un circo glaciar? Por mucho que se esfuerce Norman Foster no conseguirá que la perdiz nival o el quebrantahuesos que frecuenta asiduamente ese lugar se queden allí absortos mirando los reflejos del alicatado de titanio de la cafetería. Para Aramón, desarrollo sostenible son palabras maquillaje que sistemáticamente aplica a todos sus escritos, notas de prensa y documentos, pero se olvida siempre de poner en práctica.

Por cierto, ¿recuerda alguien aquello del cambio climático y su repercusión en el Pirineo, o este año excepcional de nieves nos lo han hecho olvidar?

Y aun así, nuestra victoria es segura: el sentido común, la razón están de nuestra parte. Aramón y sus socios se parecen cada vez más a la Armada Invencible: un desprecio total por sus adversarios y por el hombre del tiempo. No creo que los galeones de Norman Foster aguanten la tormenta que se huele en el horizonte. Su naufragio es casi seguro.

Este proyecto lo diseñe Norman Foster o Paco el Pocero, es un proyecto del pasado, y no debería desarrollarse en pleno siglo XXI.

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