Los accionistas mayoritarios de candanchú quieren cambiar el consejo y negociar con aramón

La mayoría de los accionistas de la estación de Candanchú pretenden echar a su presidente, Eduardo Roldán, constituir un nuevo consejo de administración y negociar un acuerdo comercial con Aramón para mejorar la gestión del complejo de cara a la temporada 2014-2015. Y todo con la vista puesta en la integración final en el ‘holding’ aragonés de la nieve para asegurar su futuro. «El futuro pasa por ir de la mano de Aramón», señalaron fuentes implicadas en los primeros contactos.

Un grupo de socios vascos han reunido firmas y apoyos de 190 accionistas del valle del Aragón y de propietarios de los apartamentos del complejo con el objetivo de celebrar una junta general extraordinaria, aún sin fecha, en la que se dé un vuelco definitivo en el control de la sociedad, Explotaciones Turísticas de Candanchú (Etuksa). Según ha podido confirmar este diario, los críticos con la gestión de Eduardo Roldán suman ya el 51,8% del accionariado y el pasado 22 de mayo hicieron oficial su petición al actual consejo. En un plazo máximo de dos meses debe celebrarse, tal y como establece los estatutos de Etuksa.

La primera decisión, recogida en el orden del día ya redactado de esa junta extraordinaria, es el «cese de la totalidad del consejo actual y constitución de un nuevo consejo de administración», lo que supone relevar definitivamente a un presidente que ha controlado la estación en las últimas décadas. «Con este señor no hay ningún futuro», aseguraron dos de los accionistas que impulsan el cambio.

La gestión del presidente está más que cuestionada desde que Etuksa entró en concurso de acreedores en 2012 y del que se logró salir en septiembre de 2013, tras adherirse al convenio propuesto por casi el 90% de los acreedores.

Pese a todo, Roldán logró mantenerse en el consejo gracias al juego de equilibrios y alianzas y al hecho de que aún controle un 26% del accionariado, pero fue relevado como director de la estación y de la escuela de esquí de Candanchú.

Una auditoría interna

Los críticos no solo quieren echarlo, sino que pretenden fiscalizar las cuentas mediante una auditoría interna. También quieren revisar los contratos de alquileres existentes y el «preacuerdo y posible contrato con la escuela de esquí».

El quinto acuerdo previsto en esta junta general extraordinaria pasa por entablar «negociaciones con DGA y/o grupo Aramón». Los primeros contactos informales ya se han tenido con el director general del grupo aragonés de la nieve, Javier de Andrés, al que se quiso sondear sobre la posibilidad de sellar una alianza comercial.

Lo que aún no se ha planteado es que Aramón vuelva a acordar asumir la gestión de la estación del valle del Aragón, como ya hizo en la temporada 2012-2013 para salvarla del cierre. Aunque cuenta a su favor que el Gobierno autonómico ha apostado por unir Astún, Formigal y Candanchú y que la nieve es un sector estratégico para la Comunidad

El grupo de accionistas que impulsan el cambio de rumbo en Etuksa cuenta también con el apoyo de los comerciantes y de la propia plantilla de la estación invernal, sobre la que pende un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que se aplicará durante los meses de verano.

Este ERE ya se trató en el consejo de administración celebrado a finales de marzo, en el que se constató que la sociedad sigue atravesando una grave situación económica-financiera.

Cuando Etuksa acabó en concurso de acreedores tras un nuevo intento fallido de venta a Aramón, debía casi siete millones de euros a sus acreedores, con los que se pactó su devolución íntegra en diez años o en siete con una quita del 30%.

«El nuevo rumbo no es una ocurrencia de cuatro locos, sino de 190 accionistas que representan el 51,8% de Etuksa y que están preocupados por la peligrosa deriva de los últimos años», señalaron antes de asegurar que con el actual consejo no se iba «a ningún lado».

Un equipo gestor «profesional»

Los accionistas críticos pretenden poner un «equipo profesional» al frente de la estación, «gente seria para sacar Candanchú de la difícil situación en la que se encuentra». Eso sí, incidieron en que el problema reside en la elevada deuda a la que se tiene que hacer frente, ya que en el último ejercicio se obtuvo un beneficio bruto de explotación (el denominado Ebitda) de 360.000 euros.

Los impulsores del cambio aseguran que «lo natural» es que Candanchú se acabara integrando en Aramón, aunque son conscientes de las actuales circunstancias y de la dificultad que supone negociar la posible venta porque el ‘holding’ también ha tenido que refinanciar su deuda. «No estamos pensando en un alquiler, sino en la venta a Aramón. Somos conscientes de que no va a venir un Bill Gates con 20 millones de euros para inversiones», aseguraron.

No obstante, pusieron de manifiesto que Candanchú es una «marca muy consolidada» y tiene «gancho» pese «a lo mal que se ha llevado» en los últimos años.

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