La venta de viviendas a pie de pistas se reactiva pero no llega ni a la mitad que antes de la crisis

Los tres valles del Pirineo oscense con estaciones de esquí alpino (Aragón, Tena y Benasque) se beneficiaron de la época del boom inmobiliario de principios de los 2000 con la construcción de cientos de apartamentos que parecían venderse casi solos. Pero, al igual que ocurrió en el resto del país, también sufrieron las consecuencias del pinchazo de aquella burbuja con una brusca caída de la construcción. Sin embargo, hace cinco años comenzó una tímida remontada que en los dos últimos se ha consolidado con una reactivación de la venta de viviendas tanto nuevas como de segunda mano.

Así lo demuestran los datos del Ministerio de Fomento de las transacciones registradas en los 14 municipios de estos valles: Aísa, Canfranc, Castiello, Jaca y Villanúa (Aragón); Biescas, Hoz de Jaca, Panticosa y Sallent de Gállego (Tena); y Benasque, Castejón de Sos, Sahún Seira y Sesué (Benasque). Entre 2016 y 2017, la venta de viviendas aumentó en su conjunto casi un 50%, pasando de 611 a 941. Una tendencia que se mantuvo el año pasado ya que en los tres primeros trimestres (último dato publicado) se habían contabilizado 594, un 10% que en el mismo período de 2017.

Con todo, las cifras siguen muy lejos de la época previa a la crisis ya que entre 2004 y 2007 se superaron las 1.500 viviendas vendidas cada año. El récord lo ostenta 2006 con 1.910. En 2008 llegó la recesión y de golpe cayeron las ventas más del 40% hasta las 870. La curva fue descendiendo hasta que en 2013 se tocó fondo con solo 487 transacciones. Y al año siguiente empezó a remontar.

En este período de 15 años, la ciudad de Jaca lidera, con diferencia, el ranquin de transacciones inmobiliarias a pie de pistas (está situada a solo 30 kilómetros de las estaciones de Astún y Candanchú) con 6.188, lo que supone el 43% del total. En 2006 registró el récord de ventas con 962.

En Jaca queda «bastante» suelo

Pese a que en los dos últimos años ha repuntado el interés por el mercado inmobiliario jaqués (628 transacciones en 2017 y 374 en los tres primeros trimestres de 2018), por el momento no está previsto desarrollar nuevos planes urbanísticos ya que la previsión de suelo que deriva del Plan General de Ordenación Urbana de 1996 todavía no se ha agotado sino que queda «bastante» disponible, según fuentes municipales.

En la actualidad, y según las licencias que ha concedido el Ayuntamient de Jaca, hay entre 120 y 130 viviendas en construcción. Las mismas fuentes reconocen que hay indicios de repunte, pero «muy lejos» de las cifras que se manejaron hace unos años.

El segundo lugar lo ocupa Sallent de Gállego, donde se ubica Formigal, con 1.710 viviendas vendida entre 2004 y 2018. El alcalde, Jesús Gericó, también afirma que vuelve a notarse «cierta alegría» en el mercado, algo que considera positivo «aunque a mí no me gustaría volver a la burbuja que vivimos hace unos años porque es pan para hoy y hambre para mañana», subraya.

Recuerda que allí lo vivieron en primer persona y aunque ahora tienen planes para desarrollar también un gran número de viviendas (560), recalca que «es una planificación a largo plazo, pero yo creo más en pequeñas actuaciones que se vayan construyendo a medida que se van vendiendo y que vayan acompañadas siempre de servicios». Además, rechaza fórmulas del pasado como las sociedades municipales –en Sallent dejó una deuda de 7 millones de euros–, «porque promover viviendas no es la misión de un ayuntamiento», señala.

De 3.500 €/m2 para arriba

Gericó, no obstante, también opina que un aumento de la oferta ayudaría a rebajar los actuales precios. Y es que asegura que Sallent es el municipio con el suelo más caro de Aragón, de 3.500 euros/m2 «para arriba».

El podio lo completa Benasque, donde se ubica Cerler, con 1.274 transacciones en 15 años. El alcalde, José Ignacio Abadías, también admite que el sector se está revitalizando «aunque no en los niveles de la burbuja inmobiliaria». Actualmente hay alrededor de medio centenar de viviendas en construcción entre promociones colectivas y unifamiliares, que cada vez parecen tener mayor demanda. De hecho, están estudiando revisar el PGOU ya que ahora solo permite construir esta tipología en suelos rústicos con una superficie mínima de 10.000 metros cuadrados «y es un mercado de mayor poder adquisitivo».

Abadías coincide con su homólogo de Sallent de Gállego en rechazar los macrodesarrollos que se impulsaron antes de la crisis económica. «Creo que tienen que ser más prudentes porque lo otro no deja ningún beneficio ya que si son grandes urbanizaciones, al final tienen que venir de fuera a hacerlas. Mientras que si el desarrollo es mucho más armonizado, lógico y lento, son empresas del territorio las que lo van haciendo», argumenta.

También superaron el millar de viviendas vendidas entre 2004 y 2018 los municipios de Villanúa (1.163) y Biescas (1.068). El resto ya están muy por debajo como Panticosa (850), Canfranc (538), Castiello (428), Aísa (380) o Castejón de Sos (327). Y cierran esta lista Sesué (163), Sahún (109), Seira (99) y Hoz de Jaca (38).

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