La unión se queda sin fuerza

En su día votaron a favor las tres fuerzas mayoritarias entonces (PP, PSOE y PAR), respaldadas por las asociaciones empresariales y una mayoría social en las comarcas afectadas: Alto Gállego y, sobre todo, La Jacetania. Se apostaba por las bondades de un proyecto al que se oponían las formaciones de IU y CHA, y colectivos ecologistas. Pero el vuelco de las Cortes Aragonesas en las últimas elecciones autonómicas y la formación del ejecutivo PSOE-CHA presidido por el socialista Javier Lambán y garantizado con la abstención de Podemos, cambió las prioridades de inversión.

En noviembre de 2015 el nuevo consejero de Ordenación del Territorio, José Luis Soro (CHA), recordó que su formación siempre había estado en contra de la unión física de las estaciones del valle del Aragón y el de Tena, y además avanzaba que la unión entre Astún y Candanchú, más sencilla y barata, y con menos impacto, tampoco se llevaría a cabo esta legislatura. No había dinero.

El gobierno anterior había asumido como propias las ideas del estudio Aragón Ski Circus, elaborado por la empresa canadiense Ecosign para la Asociación Turística del Valle del Aragón en 2011, y el de la consultora Folia Consultores-Deloitte-Turming S. A. que encargó en 2013, prácticamente coincidentes. Una telecabina desde Canfranc Estación enlazaría con el circo de Rioseta, donde se habilitaría un gran parking, y después con Candanchú. Desde allí, un tercer tramo uniría con Astún. La primera parte del macro proyecto se valoraba en 25 millones.

La segunda parte, entre Astún y Formigal, en dos tramos de telecabina por Canal Roya, se valoraba en 15 millones. Los esquiadores que hubieran cogido el telecabina en Canfranc tardarían 23 minutos en llegar a Astún y 36 minutos en llegar a las pistas de Anayet-Formigal. 220 km. de pistas y capacidad para 100.000 esquiadores/hora. El mayor dominio esquiable del Estado español y el octavo del mundo. En 2014 el Gobierno de Aragón aumentaba de 40 a 60 los millones de inversión necesarios.

La idea es vieja, casi coetánea a la apertura de Astún en 1982 -aquel día ya se puso sobre la mesa la facilidad de conectar con Formigal- pero entonces el valle de Izas era lo más factible y lo más deseado. Había que preservar la Canal Roya. Hasta los habitantes de Canfranc votaron mayoritariamente (77%) por la opción de Izas en un referéndum celebrado el 28 de marzo de 1999.

Pero cuando Aramon (holding formado al 50% por Ibercaja y el Gobierno de Aragón) asumió la gestión de la estación tensina y completó sus sucesivas ampliaciones (Anayet y Portalet), la mirada se desvió a Canal Roya, aquel cañón privilegiado que el Gobierno de Aragón se había comprometido a proteger con el no nato Parque Natural de Anayet. Los ecologistas se sintieron estafados. Casi tanto como los habitantes del valle del Aragón, que vieron como en una década, casi todo el dinero se iba hacia las estaciones semipúblicas del valle vecino y postergaba a las únicas explotaciones privadas de esquí alpino de Aragón. La Jacetania no tardaría en clamar por aquella unión como única salida al, a su juicio, maltrato recibido. De hecho Astún ha demandado a Aramon por competencia desleal y el Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Zaragoza le pidió el pasado junio que concrete y cuantifique el perjuicio.

Aunque el proyecto aún tendrá que superar la declaración de impacto ambiental, en la lógica empresarial el asunto estaba hecho. Pero llegaron las elecciones y el péndulo osciló hacia el otro lado. El cambio climático y la disminución de las precipitaciones, las dudas sobre de dónde saldrán –y por qué carreteras accederán- esos 100.000 esquiadores a la hora, cuando la clase media que sostenía el sector parece haber desaparecido; el cambio de actitud social, que parece más proclive a defender lo que quedó exento del desarrollo urbanístico…

Lo cierto es que el proyecto sigue las mismas pautas que antes inspiraron las andorranas Grandvalira, surgida de la unión de Pas de la Casa-Grau Roig y Soldeu-El Tarter, o Vallnord, que unió Ordino-Arcalís y Pal Arisal; Font Romeu-Pyrénées 2000, en Francia, La Masella-La Molina, en Lleida o Baqueira-Beret en la Val d’Arán con sus sucesivas ampliaciones. La última, la que pretende iniciar este año en el sector de Peülla y para la que ha pedido autorización municipal. Está en el límite entre Vall d’Arán y Alt Aneu, y lindaría con Aigüestortes.

Los dominios esquiables que superarían al complejo Candanchú-Astún-Formigal y a Baqueira Beret están también llenos de guiones fusionadores. Los tres líderes mundiales están en los Alpes franceses: ValThorens-Courchevel-Meribel; Les Arcs-La Plagne y Tignes-Val d’Isere.

¿Llega tarde Aragón? El sector de la nieve es un continuo sobresalto en la comunidad. El Tribunal Supremo anuló el proyecto de ampliación de Cerler por Castanesa, en lo que desde el ecologismo se llamó “pelotazo clásico” con 2.545 viviendas y 3.000 plazas hoteleras en un municipio, Montanuy, de 200 habitantes repartidos en 17 núcleos. Y el Gobierno de Aragón aprobó y el Tribunal Supremo avaló después el impuesto del cable que solo afecta a las estaciones de esquí. Todo ello en 2016.

Hoy por hoy se desconoce si algún día la comunidad autónoma tendrá esos 60 millones –Grandvalira costó 100- y si esa inversión en la era del déficit insuperable se aceptará en Sobrarbe, en Teruel o en la propia Zaragoza. Candanchú la temporada pasada abrió a finales de enero porque hasta entonces no tuvo nieve. Con la unión no tendrá más, pero desde allí se podrá ir a Formigal o a Astún sin coger el coche.

OPINIONES

AMPLIAR EN UN ÁREA YA HUMANIZADA

El esquí es un sector maduro, con una demanda estable. El valle del Aragón sufre una gran estacionalidad (80% de los usos en fin de semana y vacaciones) y para captar esquiadores de lunes a viernes, necesitamos otro producto, un gran dominio esquiable, que es el demandado por ese tipo de esquiador. Por eso tiene sentido la unión -o la simple conexión, sin ampliar pistas- de cotas superiores a 1.500m, que los científicos garantizan rentables para los próximos 50 años. Los estudios de viabilidad se han superado satisfactoriamente. Esta es un área ya humanizada y desarrollada. Conectar tres estaciones ya existentes apenas tiene impacto, evitaría la despoblación, podría ejecutarse por fases y estar amortizado de 5 a 8 años.

Pedro Marco. Presidente de la Asociación de Empresarios de la Jacetania y del Clúster de Turismo de Montaña

EL FUTURO DE UN SANTUARIO LLAMADO CANAL ROYA

La ola urbanizadora siempre ha encontrado resistencia social en Canal Roya, auténtico santuario natural para los aragoneses. La disyuntiva entre protegerlo, dentro del paralizado Parque Natural del Anayet, o someterlo a la fiebre urbanística que ya se ha llevado por delante paisajes inmediatos como el de Espelunciecha, lleva años sobre la mesa. Pero el estallido de la burbuja inmobiliaria, el fiasco de la gestión kamikaze de Aramón o la realidad ya presente del cambio climático, deberían, por fin, hacer olvidar estos megaproyectos urbanísticos que son migajas para hoy y hambre para mañana. El porvenir de nuestras montañas está en sus paisajes sin igual, no en proyectos de dudoso presente y sin ningún futuro.

Paco Iturbe. Divulgador ambiental y miembro de la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón

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