Aramón apuesta por la unión de las estaciones de esquí de Formigal con Candanchú y Astún, con el pretexto de optar a unas hipotéticas olimpiadas de invierno en el año 2022.
Con esta opción, se abandona la necesaria protección del Anayet, la Canal Roya e Izas, después de haberse iniciado los primeros pasos para la consecución de un PORN (Plan de Ordenación de los Recursos Naturales). Porque es absurdo pensar en que se puedan realizar las obras de unión de las estaciones, para a continuación otorgarle la figura de protección de Parque Natural. Son dos conceptos antagónicos y excluyentes.
Las actividades de esquí forman parte de un proceso industrial, con todos sus equipamientos, y en estos momentos es del todo desaconsejable, por el daño que producirían en zonas de una riqueza natural considerable.
Quienes ahora apoyan un proyecto de tan dudosa consecución, están más interesados en el proceso que en la finalidad. Periódicamente se organiza una labor de especulación, para beneficio de un sector, como ocurrió en la propuesta de Jaca 98. Hay que ser algo más serios. Todos tenemos unas dudas más que fundadas de que puedan organizarse unos juegos olímpicos en los Pirineos, y la lejana fecha de 2022 con el Cambio Climático en proceso, añade más incertidumbre todavía. Entonces, antes de dañar seriamente espacios naturales se debería ser absolutamente prudentes, usando el principio de precaución como manda la ley. Y no lanzar una propuesta que conlleva serios e irreversibles daños al medio natural y al paisaje, a priori, y sólo por jugar a una incierta lotería. Una apuesta nada creíble.