Se ha apostado por un único y seguro recurso, un valor inalterable en decenios, que no había mas que tomar y aprovechar al máximo. Se han invertido grandes sumas, se ha sometido a un cerco cada vez mayor los espacios naturales, toneladas de cemento para construir edificios y aparcamientos en terreno usurpado a grandes praderas de alta montaña, arrinconando a toda una fauna, ya refugiada en cotas altas como medio de supervivencia. Esto nunca se ha cuestionado, se ha actuado como quien explota una mina a cielo abierto. Los escombros producidos estaban incluidos en el proceso y todo el mundo se ha apuntado a la explotación.
El espacio natural sin protección ha sido un espacio apto para la especulación. Por eso, el mismo hecho de iniciar un PORN (plan de ordenación de los recursos naturales) provocaba y provoca todavía suspicacias, desconfianza y miedo a verse perjudicado en sus legítimos intereses, y ese miedo y esa aversión permanecen, paradójicamente en contra de otros interese mucho mas racionales. ( No es comparable tener una propiedad en los arrabales de una ciudad que lindando a un parque nacional, a no ser por la eterna confusión entre los términos “valor” y “precio.”)
Pero las minas acaban por agotarse y son abandonadas, y hay que ser capaz de anticipare y ver las señales para poder evolucionar y adaptarse. En este caso, la señal es el Cambio Climático. Ya nadie lo duda, no solo por el diagnóstico de dos mil científicos climatólogos de todo el mundo, sino por las señales evidentes de que algo se ha alterado: los glaciares del Pirineo a punto de desaparecer, los heleros permanentes ya imperceptibles en verano, y sobre todo, experiencias como en la temporada invernal actual , sin apenas precipitaciones.
El clima mundial ha estado siempre en constante y permanente cambio por causas naturales, pero la principal característica del Cambio Climático actual, de origen antropogénico, es la extraordinaria rapidez con la que se está desarrollando, tanto que va a ser de muy difícil adaptación para los seres vivos.
También son imprevisibles las consecuencias, pero se sabe que los episodios extremos serán frecuentes, y que en la península Ibérica disminuirán drásticamente las precipitaciones.
Por lo tanto, si a medio plazo vamos a enfrentarnos a inviernos con poca nieve, esa al menos parece que será la tendencia, aunque en la transición se produzcan picos, que no deben llevarnos a confusión. La sensatez debería hacernos considerar otras posibilidades, otro tipo de economía y desarrollo que pueda hacerse compatible con el anterior.
Lo más inteligente sería proteger los ecosistemas de calidad extraordinaria, comparables al único Parque Nacional, el Ordesa , con apenas 15.000 hectareas. El Parque Nacional de Ordesa es visitado todo el año y el PIB que produce en su entorno es comparable al de alguna estación de esquí.
Una buena idea sería crear el Parque Nacional de los Pirineos, o el Parque Internacional de los Pirineos, ya que la vertiente francesa cuenta con 68.000 hectareas de Parque Nacional, y no habría razón para que un mismo ecosistema no tuviera una gestión compartida. Siendo el primer Parque Internacional del mundo, sería una oferta turística en sí misma, una doble fuente de riqueza. Primero por preservar uno de los ecosistemas mas valiosos del país, y otro por atraer a un tipo de visitas respetuosas y sin una dependencia estacional tan limitada como ocurre con el esquí.
Al ser visitado todo el año produciría puestos de trabajo permanentes. Los asociados a un Parque Nacional, como las guarderías y vigilancias, los asociados al sendersimo , el alpinismo, el excursionismo, las visitas relacionadas con la naturaleza y la fauna salvaje.
Se potenciarían los productos de la tierra, la agricultura ecológica, la ganadería extensiva, y un largo etcetera, que podría asociarse a la creación de la marca “Parque Internacional de los Pirineos. Las casa rurales y los hoteles con encanto tendrían significado todo el año. Pasaríamos de la indiferencia hacia los espacios protegidos al sentimiento de orgullo por el nuestro. Esto implicaría un notable cambio de mentalidad, pero los periodos de crisis, como el actual, nos brindan todas estas oportunidades. Lo que nunca debemos hacer es seguir con los modelos pasados y aferrarnos a lo que nos hizo fracasar.