Tras meses de reuniones y un arduo trabajo de debate, la Mesa de la Montaña celebra hoy un nuevo encuentro marcado por el abandono de uno de sus miembros, la Plataforma en Defensa de las Montañas. Los avances en el proyecto de Castanesa, que saldrá en breve a información pública, han sido el detonante de la marcha del colectivo ecologista, que no ha sido vista con buenos ojos por la mayor parte de los compañeros de la Mesa. De hecho, la mayoría de los integrantes de este foro se han mostrado partidarios de impulsar la ampliación de la estación de Cerler hacia Castanesa, aunque con reparos.
Además del Gobierno de Aragón, otros cuatro integrantes de la Mesa ven positivo la que será la mayor estación de esquí de España, aunque advierten de que habrá que «hacerlo bien». El presidente de la Confederación de Empresarios de Aragón (CREA), Jesús Morte, comparó este proyecto con lo que supuso Formigal y Panticosa para el Valle de Tena. «Desarrolla el Pirineo y Aragón, crea riqueza y fija población», subrayó. Pero avisó de que debe desarrollarse con el «mayor miramiento al medio ambiente y gestionarlo posteriormente bien».
También el representante de Adelpa, José Luis Sánchez, apeló a «datos objetivos» para manifestar su respaldo al proyecto: el Alto Gállego tiene una densidad de 9-10 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras en municipios como Montanuy o las Paules son 2; el 40% del empleo en estos pequeños municipios se basa en la ganadería, en el resto supone el 2%. «Necesitamos personas y trabajos», dijo Sánchez, aunque recalcó que «con un límite».
Ramón Ballarín, de Asaja, reconoció que las estaciones son «un motor de desarrollo de los valles pirenaicos y pueden facilitar un tejido en el sector terciario compatible con la ganadería». Al igual que el resto, Ballarín resaltó que se debe respetar el medio natural y no especular «de forma desordenada». También reclamó más participación. Desde la Federación Aragonesa de Municipios y Comarcas (FAMPC), Jesús Edo compartió estas opiniones aunque se mostró cauteloso a la espera de más datos y del informe de Medio Ambiente.
Fernando Lampre, de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM), advirtió de que, aunque no conoce aún el proyecto, entiende «que no se pueden diseñar dominios esquiables ni en cualquier parte ni de cualquier forma». «Nos parece que los criterios sobre los proyectos de nieve que la Mesa estaba a punto de aprobar, deberían de guiar cualquier plan en la zona», reclamó Lampre.
En el sector crítico, además de la Plataforma en Defensa de las Montañas, se situó el representante del Instituto Pirenaico de Ecología de Jaca (IPE), Daniel Gómez, que consideró que «es difícil compatibilizar este proyecto con la conservación de los ecosistemas». Precisamente, el IPE ya ha manifestado su intención de modificar su actual papel dentro de la Mesa de las Montañas y pasar a un plano de asesoramiento y no tanto político. Gómez argumentó que «no se puede negociar la información científica». «Son los políticos los que adoptan decisiones», dijo Gómez, que indicó que el documento acordado «es bastante ambiguo y puede dar lugar a interpretaciones positivas o negativas».
Respecto a la salida de los ecologistas, Gómez no quiso dar su opinión. Tampoco se pronunció el representante de la CREA, José María García, sobre este asunto, aunque sí opinó que los «debates han sido muy ricos y que se han cumplido con creces los objetivos marcados». El resto de miembros de la Mesa, en cambio, lamentaron que la Plataforma en Defensa de las Montañas haya optado por abandonar este foro de diálogo y se mostraron partidarios de seguir adelante pese a este contratiempo.
Críticas a la Plataforma
José Luis Sánchez, de Adelpa, que apostó por concretar «mucho más», achacó la decisión ecologista a la búsqueda de «una salida desesperadamente». «Se han hecho el haraquiri a medias, porque pasado mañana tendrán que volver», aventuró. «Ellos tenían una fijación por Castanesa, pero ya se les advirtió de que no se iba a parar ninguna tramitación. A nosotros nunca se nos ocurriría abandonar porque no se atiende una petición nuestra. Todos querríamos más, pero cedemos», dijo Ballarín, de Asaja.
También Jesús Edo, de la FAMPC, exigió «una mayor amplitud de miras». «Todos teníamos unas expectativas que ha habido que reducir para llegar a acuerdos, pero este proceso es lo mejor que se ha podido hacer para la montaña», justificó.
Lampre, de la FAM, instó a la Plataforma a reconsiderar su decisión: «Su papel es tan imprescindible como el del resto de miembros».