Una de las características más llamativas de las películas de zombis es el atrezo: unos seres que hace tiempo fueron humanos, murieron y tuvieron una resurrección incompleta, espantosa, y ahora van por ahí con un ojo colgando y arrastrando una pierna, la falta de labios deja ver sus dientes carcomidos y entre la piel que se cae a jirones asoman las vísceras. En estos momentos, así es el Proyecto Castanesa: en su larga enfermedad de más de diez años, ya es un Zombi al que se le cayeron 5.000 viviendas, todas las pistas, todos los remontes menos uno, el teleférico de 70 millones que llevaría a los esquiadores al frente de nieve, el aparcamiento para mil coches y cuarenta autobuses que estaba cerca de Benifons y desde donde autobuses lanzadera llevarían los esquiadores a Fonchanina a coger el teleférico. También se le han caído los edificios diseñados por Foster para un proyecto con la mentalidad del pocero, como denunció CHA.
Se le ha caído también uno de sus atractivos de hace diez años, según sus promotores: robar esquiadores de los que suben por la N-230 a las estaciones catalanas de Baqueira y Boí-Taull, actualmente “robar y Cataluña” no pueden figurar en la misma frase.
A este proyecto Zombi le siguen quedando entre los andrajos con los que se viste, ese que dice que es posible construir pistas y conservar el medio ambiente, tan posible como soplar y sorber al mismo tiempo. Sigue conservando el “mantra” de la despoblación, después de tirar 25 millones de € en la zona con el proyecto Ribagorza Románica y casi 40 en el municipio con el de Castanesa Nieve, de los que 21 fueron a parar directamente a los vecinos de Montanuy, el censo se ha reducido hasta los 210 habitantes, con una edad media muy alta. La inversión ya realizada en Montanuy es de unos 200.000 € por habitante. Además, el Ayuntamiento de Montanuy tiene uno de los presupuestos por habitante, más altos de España: 1,8 millones de € el año 2.017. Endesa paga todos los años 800.000 € por el Impuesto de Actividades Especiales. Con ese presupuesto municipal los vecinos tocaríamos casi a 10.000 € por persona y año.
En estos años el Zombi ha perdido también una caja de ahorros que ponía dinero a instancias del gobierno de turno sin rechistar, ahora es un Banco: Ibercaja, que tiene su negocio habitual de capa caída y que para compensarlo fríe a sus clientes a comisiones. La normativa europea prohíbe a los bancos invertir en negocios que de antemano van a generar perdidas. ¿Seguirá Ibercaja siendo el inversor tonto de Aragón? ¿Les parece bien a sus accionistas?
La presidenta de Aramón y consejera de economía de la DGA pretende convertirla en una empresa competitiva ampliando estaciones. El año pasado fue el primer año en que Aramón no registró pérdidas, pero todos los años se pierden de media entre uno y dos millones por estación. Lo mismo ocurre con la mayor parte de las estaciones catalanas, actualmente propiedad de Ferrocarrils de la Generalitat para cargar con las pérdidas.
Al negocio de la nieve le esperan años malos y peores: el imparable cambio climático hará las temporadas cada vez más breves, más escasas de nieve y con la nieve en cotas más altas.
La prensa de hoy da los datos más recientes del INE: las mujeres, en España, tienen de media 1,3 hijos, insuficiente para conservar el número de esquiadores de hoy en día. Y esquiar no es para viejos. Los altos costes del deporte del esquí hacen imposible extenderlo a otras capas de población. La riqueza se va concentrando en unas pocas manos y las clases medias se siguen empobreciendo. Cada vez van a tener menos esquiadores, construir más estaciones es una ruina y el sector será más sostenible cuantas menos estaciones haya.
De todos los deportes, el esquí es medioambientalmente el peor: conlleva largos desplazamientos en vehículos privados, en muchos casos ostentosos y de alto consumo que llegan a hoteles o apartamentos vacíos en lo mas duro del invierno y hay que gastar mucha energía para calentar unos hoteles y viviendas que llevan toda la semana helados y vacíos. Al día siguiente van a esquiar. Durante toda la noche unos motores gigantescos han estado bombeando agua a los cañones de nieve imprescindibles para mantener las estaciones abiertas, ya solo faltan los remontes: todo el día en marcha subiendo esquiadores que bajan por el tobogán de nieve una y otra vez como niños obsesos. Sin duda es el deporte que más energía gasta y por tanto el que más contribuye al cambio climático. Además insolidario: lo pagamos entre todos y lo disfrutan unos pocos.
Por lo que dice la prensa hemos de suponer que el anuncio de retomar este proyecto, es otra de esas bobadas que se sueltan en periodo electoral para la caza y captura de votos perdidos, en cualquier caso de imposible realización si no se atienen literalmente al Proyecto de Interés General (PIGA). De todo lo publicado: no se puede construir un remonte desde las bordas de Castanesa a 1700 m. hasta el coll de Basibé porque no figura en el proyecto, no se pueden construir ni edificios ni aparcamientos que no figuren en el PIGA, no se puede utilizar una pista de evacuación y servicio de pistas para subir esquiadores con autobuses, en Fonchanina no hay sitio ni proyecto para aparcar coches.
Tendrían que cumplir con todos y cada uno de los condicionantes ambientales del PIGA, tendrían que tener permiso de la consejería de vertebración del territorio, actualmente en manos de CHA y contraria al Proyecto. Y si todo esto fuese poco es un negocio sin sentido: Castanesa no tiene cerca ninguna gran población con esquiadores cautivos que vendrían sí o sí por cercanía, todos llegarían desde el sur a 100 Km o más y desde esa distancia les da igual ir a Cerler o a Boí-Taull. Ningún esquiador sensato iría a Castanesa teniendo que aparcar en Fonchanina, coger un autobús y luego un remonte para acabar esquiando en Cerler, iría directamente a Cerler y se ahorraría el susto de que una avería eléctrica o de remonte le deje esquiando en Cerler a 50 Km de su coche.
Buena parte de las instituciones oscenses siguen desde hace más de 40 años, en manos de los mismos amigos, deudos y familiares de los que hace quince años impusieron este proyecto. El caciquismo, que ya denunció Joaquín Costa hace cien años, reina en la Ribagorza Nororiental: la alcaldesa de Montanuy es hija y nieta de los anteriores alcaldes, en el pueblo vecino de Bonansa lo mismo y en Las paules otro tanto. Sus familias tienen negocios de construcción y hostelería y están muy interesados en el proyecto. El Consejo Comarcal lo preside una de sus administrativas y la Diputación de Huesca un amigo “de toda la vida” de estas familias.
Déjenlo ya, señores de Aramón, señores de la DGA, señores de Ibercaja, señores de la Ribagorza, déjenlo ya. Quiebren de una vez Castanesa Nieve y asuman sus 40 millones de pérdidas, asuman su error sin hacerlo aún más hondo. No hagan más auditorías creativas “a la Bankia”, los ciudadanos aragoneses no nos lo merecemos. ¡Déjenlo ya!!!!