Benasque no renuncia a una telecabina con cerler que trasladaría 300.000 esquiadores al año

HERALDO DE ARAGON

Benasque no renuncia a una telecabina con Cerler que trasladaría 300.000 esquiadores al año

El alcalde pide a Aramón que la financie, ahora que resucita el proyecto para ampliar las pistas

Hace 50 años, un grupo de empresarios de Benasque creó una sociedad para comprar un telesilla que enlazara el núcleo urbano con la estación de esquí de Cerler, en la zona del Molino. La instalación se quedó en el almacén de uno de ellos hasta que la empresa que absorbió el centro invernal le quiso dar una utilizar y se llevó el arrastre al Ampriu. Es el que hoy se conoce como el telesilla del Amor.

Ha pasado medio siglo pero Benasque sigue sin renunciar a contar con un teleférico, como tiene Panticosa, que enlace directamente con las pistas y evite a los más de 300.000 esquiadores que cada año pasan por sus pistas los problemas de vialidad invernal de los 6 kilómetros del sinuoso puerto de montaña de la carretera A-2617, donde en momentos de máxima afluencia y sobre todo cuando hay mal tiempo son habituales los atascos.

La idea se ha vuelto a poner encima de la mesa después de que la consejera de Economía y presidenta de Aramón, Marta Gastón, resucitara hace unos días el proyecto de ampliación de la estación. Eso sí, la opción que baraja es extender las pistas por el valle de Castanesa, en lugar de hacerlo por Ardonés, la alternativa más deseada por Benasque. El Ayuntamiento y los empresarios no se oponen a dar una oportunidad de desarrollo a territorios vecinos pero piden que la actuación sea simultánea a la ejecución de otros proyectos eternamente reivindicados en el valle.

El Ayuntamiento promovió una telecabina bicable que se sometió a evaluación ambiental en 2006. Disponía de 50 cabinas, para 16 personas cada una, lo que la dotaría de una capacidad de 4.000 personas/hora en ambos sentidos. Salvaría el desnivel de 375 metros entre las cotas 1.130 m. y 1.505, con una longitud de 2.150 metros. El coste rondaba los 13 millones de euros. El Boletín Oficial de Aragón llegó a publicar el visto bueno de Medio Ambiente e incluso una empresa se interesó por su explotación.

«No se ha hecho nada. Queríamos sacarlo a concurso por el sistema de obra y explotación, pero era un problema que hubiera una empresa gestionando la telecabina y otra, la estación. Era complicarle la vida a Aramón y al propio esquiador», dice el alcalde, José Ignacio Abadías, ya que habría que sacar un pase para subir a Cerler y otro para las pistas. «Siempre le hemos dicho a Aramón que es una necesidad y seguimos creyendo que debería hacerse cargo del coste como gestor de la estación», afirma. Aunque entiende la situación económica del grupo, pide que estudie un plan financiero.

El alcalde apela a los problemas de movilidad de la carretera y al impacto ambiental. «El turista tiene una percepción de caos, pues en días de nieve se colapsa. Además, está la cuestión de la contaminación generada por miles de coches subiendo por esa carretera de montaña». La A-2617 tiene una intensidad media diaria de 823 vehículos, con picos de 2.000 o 3.000 vehículos.

El proyecto que manejó el Ayuntamiento planteaba dos opciones: una telecabina bicable y otra tricable, que oscilaban entre los 13 y los 17 millones de euros. Esta última ni siquiera requería una pista de evacuación. Ahora, la solución sería una monocable más versátil y económico, asegura Abadías, «porque en días de viento la estación también está cerrada». La telecabina de Panticosa es el modelo a imitar, añade. «La tienen todas las estaciones alpinas».

«Benasque se lo merece»

Entre los empresarios que compraron el primer telesilla está José Barrabés, patriarca del negocio de las conocidas tiendas deportivas. «Es un proyecto muy importante. Benasque se merece un teleférico que lleve a los esquiadores a Cerler. Queremos que la gente pueda subir con seguridad y tranquilidad, sin enfrentarse al lío de tráfico».

El primer telesilla costó 10 o 15 millones de pesetas, no lo recuerda con exactitud después de tanto tiempo. «Lo pagamos los comerciantes pero no sirvió para ese uso. Al final lo colocaron en el Ampriu. Entonces era alcalde Marión, que nos llamo a siete empresarios y nos hicimos cargo, pero contribuyó casi todo el pueblo», cuenta.

Panticosa, el espejo en el que mirarse

Panticosa es el espejo en el que se mira Cerler. El núcleo urbano de ese municipio del valle de Tena siempre ha estado conectado con las pistas de esquí, primero a través de un telesilla y luego con una telecabina (en la fotografía), inaugurado en 1999. A través de este sistema de transporte acceden a la nieve entre 120.000 y 160.000 esquiadores al año. «El hecho de tener la estación en el mismo pueblo es importantísimo. A la gente le gusta coger el remonte sin preocuparse de qué hacer con el coche. Esta circunstancia el cliente la valora mucho», afirma el alcalde de Panticosa, Ricardo Laguna. «Todas las estaciones de los Alpes llegan hasta los pueblos. Esto de subir con vehículo particular a los párquines de las pistas solo pasa en España», añade.

Un antes y un después en el cota 2.800

Cerler es la estación más alta del Pirineo aragonés, con una cota máxima de 2.630 metros. La ampliación por Ardonés, la primera opción para los benasqueses, la elevaría todavía más, hasta casi 2.800 m. «Todo lo que sea ampliar las pistas es bueno, y somos conscientes de que Castanesa contribuiría a impulsar un valle muy afectado por la despoblación, pero la alternativa de Ardonés marcaría un antes y un después para Cerler», afirma el presidente de los empresarios de Benasque, José María Ciria. Si Gallinero, a 2.600 m, se ha convertido en una de las mejores pistas del país por las bajadas, Ardonés supondría la segunda gran revolución, opina, recordando que con los efectos del cambio climático y la reducción de días esquiables, las estaciones buscan ganar altura. Esta temporada, Cerler fue la única que pudo abrir en el puente de la Constitución.

«Ardonés es la opción recomendada por los profesionales de la nieve. Me gustaría que hubiera un compromiso para la ampliación por las dos partes. Nosotros no nos podemos unir a otra estación, pero tenemos que hacernos más grandes. Lo importante es pasar de 100 km. esquiables. Si Castanesa ayuda, fenomenal, pero Ardonés marcaría la diferencia con otras estaciones», precisa Ciria.

Por su parte, Félix Jordán de Urriés, concejal socialista y miembro del consejo de administración de Fomento y Desarrollo del Valle de Benasque, sociedad gestora de las pistas, perteneciente al grupo Aramón, opina que «para Cerler es fundamental cualquier ampliación». «Ahora mismo lo más rápido y viable es Castanesa, que ya tiene declaración de impacto ambiental, y no hay que desaprovechar esta oportunidad. Es lo que tenemos encima de la mesa. Pero paralelamente no hay que renunciar al resto, no hay que olvidar el acceso desde Benasque en telecabina, porque la carretera es la que es, ni la ampliación por Ardonés, porque la estación ganaría en altura».

Desde 2007, con la inauguración del telesilla al Rincón del Cielo, que costó 12 millones de euros, y los remontes de Rovellons y Cogulla, no ha habido ninguna gran inversión, apunta Jordán de Urriés. «El año pasado vivimos la mejor temporada de la historia y la dirección está haciendo un gran trabajo. Es hora de que se haga algo, Cerler lo necesita».


NEVASPORT

Benasque envidia el telecabina de Panticosa y reclama el suyo a Cerler

Si se rescata el proyecto de ampliación de Cerler, el Ayuntamiento de Benasque quiere que también se retome la viabilidad de instalar un telecabina desde el pueblo a las pistas de esquí en Cerler. Está dispuesto incluso a rebajar sus pretensiones.

En 2006 el Ayuntamiento de Benasque presentó un proyecto para conectar el pueblo con las pistas de esquí de Cerler. Eran tiempos de bonanza, nadie esperaba una crisis tan gorda como la que se registró en 2008 y había ganas de hacer muchas cosas sin reparar demasiado en gastos. Por eso para aquel primer remonte se pensó en un telecabina bicable (12 millones de euros) e incuso un tricable! (17 millones de euros) que permite seguir funcionando con rachas de viento muy altas. Disponía de 50 cabinas para 16 personas cada una, y una capacidad de 4.000 pasajeros/hora. La base estaría en los 1.130 metros y llegaría a los 1.505 metros de la base de Cerler.

Hoy la situación es muy diferente. Aunque lo peor de la crisis ya ha pasado, quedan muchos proyectos pendientes que no se han podido llevar a cabo estos años y por tanto es mucho el dinero a gastar. Por ejemplo, de la gran ampliación que se pensó para Cerler con edificios diseñados por arquitectos de renombre, se ha pasado a un crecimiento más sostenido, con menos remontes y con un objetivo de pasar de los 100 km esquiables en lugar de los casi 150 que se pensó en su momento.

Es el mismo caso del remonte de Benasque. Hoy su alcalde, José Ignacio Abadías, ya piensa simplemente en un telecabina casi urbano (7 millones de euros), ya que si hace un viento tan fuerte como para tener que cerrar el aparato, seguramente las pistas más arriba también estarán cerradas por la misma causa.

De aquellos 12 o 13 millones con los que se presupuestó el telecabina en 2006, se podría pasar a algo más de la mitad, por lo que el Ayuntamiento de Benasque ha solicitado a Aramón, que ya que quiere retomar la ampliación de Cerler por Castanesa, que también piense en conectar la población con este largamente reivindicado remonte.

De hecho, el Heraldo de Aragón, que es quien explica esto hoy en su edición dominical, cuenta que hace la friolera de 50 años, ya se compró un telesilla para conectar Benasque y Cerler. Que el aparato llegó hasta el valle, pero que finalmente no se colocó donde se preveía, sino que acabó en el sector de El Molino. Aquel remonte es el que hoy se conoce como «Telesilla del Amor», después de que hace años aprovechando su lentitud, se pintara de rosa y se incentivara una especie de ligoteo entre pasajeros y pasajeras mientras hacían el trayecto de subida.

Para José Ignacio Abadias este es un proyecto importante para adaptar a Cerler a los estándares actuales de estación moderna, en la que se intenta que suba hasta la estación el mínimo de coches. El telecabina evitaría que miles de vehículos llegasen hasta los casi 2.000 metros cada fin de semana al tiempo que en jornadas de complicaciones meteorológicas se quedasen automóviles sin cadenas o neumáticos adecuados, se queden atrapados en los accesos.

En 2006 el Boletín Oficial de Aragón llegó a publicar el visto bueno de Medio Ambiente e incluso hubo una empresa interesada en explotarlo si Aramón no lo llevaba adelante. Pero para el Ayuntamiento de Benasque esta situación resultaría un engorro, ya que el usuario debería comprar un ticket para el telecabina y otro para el uso de remontes de la estación de esquí. Así que el proyecto quedó parado y no se llegó a sacar a concurso público.

Por su parte, Félix Jordán de Urriés, concejal socialista y miembro del consejo de administración de Fomento y Desarrollo del Valle de Benasque, sociedad gestora de las pistas, perteneciente al grupo Aramón, asegura a El Heraldo de Aragón, que,

para Cerler es fundamental cualquier ampliación. Ahora mismo lo más rápido y viable es Castanesa, que ya tiene declaración de impacto ambiental, y no hay que desaprovechar esta oportunidad. Es lo que tenemos encima de la mesa. Pero paralelamente no hay que renunciar al resto, no hay que olvidar el acceso desde Benasque en telecabina, porque la carretera es la que es, ni la ampliación por Ardonés, porque la estación ganaría en altura.

Desde 2007, con la inauguración del telesilla al Rincón del Cielo, que costó 12 millones de euros, y los remontes de Rovellons y Cogulla, no ha habido ninguna gran inversión. El año pasado vivimos la mejor temporada de la historia y la dirección está haciendo un gran trabajo. Es hora de que se haga algo, Cerler lo necesita».


PIRINEO DIGITAL

Una telecabina desde el pueblo

A raíz del anuncio de la consejera del Gobierno de Aragón de retomar la ampliación de Cerler hacia el valle de Castanesa, el consistorio y los empresarios de Benasque vuelven a poner sobre la mesa la telecabina directa que evite los seis kilómetros de Benasque a Cerler, y los problemas de tráfico y aparcamiento.

Es la misma demanda del valle del Aragón con la telecabina de Canfranc: imitar el modelo de Panticosa y las estaciones alpinas.

El proyecto de Benasque es casi tan antiguo como la estación de Cerler. De hecho, varios empresarios del valle financiaron en los años setenta un telesilla que uniría Benasque con la estación de esquí, pero al final aquella instalación se montó en el Ampriu.

Más recientemente, en el año 2006, el Ayuntamiento de Benasque promovió una telecabina que incluso se sometió a evaluación ambiental. Eran 50 cabinas con capacidad para 16 personas cada una de ellas que tendría una capacidad de transporte de 4.000 personas/hora. Salvaría un desnivel de 375 metros entre los 1.130 y los 1.505 metros de altura, y tendría una longitud de 2.150 metros. El presupuesto rondaba los 13 millones de euros. Aunque ya tenía el visto bueno de medio ambiente, el ayuntamiento no la sacó a concurso. Su idea era que la empresa que la construyera pudiera explotarla, pero eso hubiera complicado la gestión de Aramón.

Una telecabina desde el puebloLa carretera A-2617 entre Benasque y Cerler tiene picos de más de dos mil vehículos diarios y frecuentes atascos, sobre todo los días de mal tiempo. Para el consistorio y los empresarios del valle, el modelo a imitar es el de Panticosa y las estaciones alpinas, que evitan llenar de vehículos las carreteras de montaña. Es también una reclamación del valle del Aragón, que plantea una telecabina desde Canfranc, dentro del proyecto de unión de Astún y Candanchú.

Quizá el único aspecto negativo sería el posible perjuicio que supondría para el pueblo de Cerler y, en el caso de Canfranc, para la urbanización de Candanchú. Pero quizá ese perjuicio no fuera tal pues las telecabinas eliminarían el tránsito de miles de vehículos en alta montaña y generaría espacios casi libres de este tipo de afecciones y molestias.

Por otro lado, el anuncio de la consejera de retomar la ampliación por Castanesa, que doblaría los accesos a la estación, también se valora positivamente desde Benasque, porque supondría un aldabonazo para un valle en regresión poblacional, pero se insiste en que para el futuro de la estación es clave la ampliación por Ardonés.

La cota máxima de Cerler se elevaría de los 2.630 metros actuales a los casi 2.800 y le daría a la estación una viabilidad definitiva. Los empresarios de Benasque lo definen como “una segunda revolución” y “un antes y un después para Cerler”, habida cuenta de los efectos a largo plazo del cambio climático, que elevará progresivamente la cota de nieve.

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