Es algo necesario porque la primera oleada de la marea negra de las montañas aragonesas se está gestando. El antes negado plan estratégico de la nieve en Aragón salió de los cajones en 2002 (¡durante el Año Internacional de la Montaña!). Entonces se hizo público el nacimiento de Aramón, «una apuesta ganadora» dijeron en su presentación, formado por el Gobierno de Aragón y una importante entidad financiera para hacerse cargo de cinco estaciones: Formigal, Cerler, Panticosa, Javalambre y Valdelinares. De momento tienen aprobados por Medio Ambiente aragonés 21 remontes mecánicos para ampliar Formigal por un valle virgen, y muy accesible para contemplar verdadera naturaleza de alta montaña, que se llama Espelunciecha. Será el principio de la crónica de una invasión anunciada porque su proyecto es, nada menos, duplicar los actuales 154 km de sus dominios esquiables. Más de 200 millones de euros para gastar en cinco años. El año pasado hasta se anunciaban en el Telediario, junto con el parte de la nieve.
Cuesta creerlo, pero parece que la estrategia para ultimar los proyectos que conllevan una protesta ambiental lógica y fuerte es que sea Medio Ambiente quien los saque adelante. Al igual que es el Ministerio de Medio Ambiente quien vende y le hace el maquillaje al Plan Hidrológico Nacional por el agua del Ebro, se trata del
Departamento de Medio Ambiente aragonés el que hace un trabajo parecido
por la nieve de las montañas. Un Medio Ambiente «construirá» los embalses que anegarán pueblos del Pirineo. Otro Medio Ambiente es quien apoya con decisión colocar remontes en Espelunciecha y da largas ante la propuesta de ampliación de la Reserva de la Biosfera OrdesaViñemala. Iniciativas recientes como es la moratoria para la construcción en el Pirineo que incluye el nuevo programa de
gobierno catalán (ver Ecología), hacen pensar que también políticamente hay
otras opciones.
¿Quién se apunta?
Si el objetivo de «Aramón, Montañas de Aragón» fuera mejorar las instalaciones y servicios existentes; si las inquietudes de ampliación hubieran sido más moderadas y en todo caso decididas después de un diálogo con quienes plantean un modelo de desarrollo sostenible más científico, la alarma no habría cundido dentro de los grupos conservacionistas aragoneses.
Esto es lo que los grupos fundadores de la Plataforma pidieron en 2002 cuando Aramón se presentó y esto es lo que piden ahora con el «Manifiesto para la Defensa de las Montañas: Alternativa Blanca» que han elaborado para oponerse a la marea negra de remontes, aparcamientos, y edificios que se avecina.
Afortunadamente existe ese otro Aragón crítico contra su gobierno. Porque «regalos» como éstos no los trae el amigo invisible, sino varias asociaciones tan aragonesas como quienes defienden el proyecto oficial o las inquietudes constructoras que tienen por costumbre desautorizar a los opositores por no ser de su misma nacionalidad, o incluso municipalidad si con lo anterior no es suficiente.
No hay «amigo invisible» pero sí puede haber muchos que podríamos ocupar ese papel en el peor de los sentidos si no hacemos nada: para empezar no suscribiendo el citado Manifiesto (ver Ecología). El peso institucional resultará especialmente importante, y tratándose de Defensa de las Montañas, entre los potenciales participantes están las Federaciones de Montaña.
Aunque en su momento no se presentaran alegaciones contra el proyecto de ampliación de Espelunciecha, ésta es una nueva oportunidad que tienen los federativos para pronunciarse. Parece obvio que tendrían que hacerlo sin dudar, cumpliendo los estatutos que ellos mismos se dieron y aprobaron.
Aunque no debería ser necesario volver a reproducirlo y la importancia de cumplirlo, uno de los artículos de los Estatutos de las federaciones dice: «Trabajar y colaborar en la protección del medio natural con el objetivo prioritario de preservarlo de acciones que modifiquen su estado natural inicial e intervenir ante los entes público y/o privados conresponsabilidades y/o relacionados con estas cuestiones».
La cuestión es que a finales de enero se hará la presentación pública de la Plataforma y del Manifiesto. Y es un tiempo más que de sobra que han tenido las federaciones para decidir: colaborar en la protección del medio natural, o… colaborar en la protección del medio natural. Se supone que la decisión la tomaron ese día que aprobaron las normas que regulan el contrato con sus federados.