Espejismos en la nieve y otros cambios de tercio

HERALDO DE ARAGON

Espejismos en la nieve y otros cambios de tercio

LARGO lo fían los asesores del Pignatelli. El día del cese del consejero de Hacienda, José Luis Saz, deciden convocar un acto para presentar el proyecto de interés general de la unión de estaciones en los valles de Tena y del Aragón. Esto es, una propuesta con el estratégico sector de la nieve como argumento y cuya principal ventaja es que no se vislumbra hasta dentro de una década. De esta manera, el ‘laboratorio’ de colaboradores de Rudi trata de borrar de un plumazo la crisis del déficit sin que el selecto señuelo compute a los efectos de originar más déficit con efecto inmediato. Por si el cebo no resulta suficientemente suculento, lo aliñan con un milloncejo para la estación internacional de Canfranc, ese proyecto siempre soñado por el común de los aragoneses y el lugar elegido astutamente para presentar el penúltimo cajón de humo que queda en los sótanos de la sede del Gobierno de Aragón. Redondo.

Como la memoria puede resultar más frágil que la situación económica del Gobierno aragonés, quizá piensen que nadie reclamará dentro de diez años la realización de ese proyecto para crear uno de los mayores dominios esquiables de Europa. Pero para que arranquen es preciso que se conjuguen supuestos como que Astún desista en la demanda que presentó por el respaldo económico del Gobierno aragonés a Aramón, que las organizaciones ecologistas sufran una repentina conversión a la causa y se olviden de la Canal Roya y que tanto las administraciones públicas como las empresas implicadas reciban una inyección económica tan enorme como el propio Pirineo.

Seamos serios. Justo después de fumigar abruptamente a la cúpula de Sanidad y de reclutar a un sargento de hierro para recortar lo ya recortado en materia social no hay elementos que conduzcan a creer que la presentación de ayer es algo más que un espejismo en la nieve, un sueño algo desubicado en el calendario de la realidad.
Bienvenido sea el progreso que conceda riqueza y mejores medios de vida a los habitantes y empresarios en nuestros territorios más duros. Bienvenido sea, pero en la escala humana que esta maldita crisis, didácticamente, nos está obligando a recobrar (algo de lo que, por otra parte, jamás se debió prescindir). Sea, asimismo, bien hallado el respeto por los valores naturales, unos motores automáticos que están allí y que no precisan más que cuidado, agua y sol, inviernos, nieves y veranos para atraer cada vez más visitantes y generar más empleo. Si a todo eso se pudieran sumar proyectos realistas, consensuados y ajenos a cualquier arrebato partidista, pues mucho mejor. Porque la mejor manera de recuperar la credibilidad perdida es reconstruirla desde la verdad y cumplir precisamente lo que se predica.


EL PERIODICO DE ARAGON

Estaciones de esquí y presupuestos

El plan del Gobierno aragonés para unir las estaciones de esquí del valle del Aragón con Formigal, presentado ayer en Canfranc, puede suponer un intento de que no se abandone esa iniciativa, pero no un impulso real de la misma. Su valoración, estimada en 60 millones de euros y en una época en la que el déficit presupuestario se ha mostrado con toda su crudeza, no parece que sea el mejor momento para inversiones de ese nivel. Y está por conocer el hipotético interés de la iniciativa privada. En cualquier caso, la propuesta se contempla en una perspectiva de diez años, un periodo sobre el que es difícil prever la evolución económica y, por tanto, la capacidad de recoger en presupuestos esa voluntad. El interés por dinamizar el desarrollo socieoeconómico de la zona es loable, falta que sea asumible.

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