El Gobierno de Aragón está promoviendo la conversión del Parque Natural Posets-Maladeta en un nuevo Parque Nacional del Aneto. Nos parece que es una iniciativa que tiene dos caras: una positiva y otra menos positiva. La positiva es que siempre es mejor un Parque Nacional que uno natural porque tiene mayor entidad, más nivel protector, mejor gestión, otro significado. Además contribuye a mejorar la red de Parques Nacionales, en general, en las montañas de la Península, al tener otro nudo más de su malla en la cordillera pirenaica, muy desnutrida en este sentido en comparación superficial con los Picos de Europa y Sierra Nevada. También mejora la oferta de Parques Nacionales pirenaicos en los concretos terrenos aragoneses, con uno nuevo en sustrato granítico y paleozoico, y no sólo en el sedimentario de la cobertera, como hasta ahora (Ordesa), recogiendo así las dos modalidades clásicas de la fisiografía del Pirineo (axil y cobertera).
La parte menos positiva consiste en que desbanca la idea inicial que venía manejándose desde hace más de una década, que consistía en hacer un solo gran Parque Nacional continuo ampliando Ordesa, sobre todo hacia el Oeste. Todo indica que este proyecto ha quedado desechado, pospuesto por esta nueva alternativa, ya que no se emprenderán las dos acciones, sino una sola, y que se ha dejado de hablar de la primera. La idea de ampliar Ordesa llevaría el Parque Nacional actual, muy pequeño, hasta el Aguas Limpias, enlazando prácticamente con el Parque Natural del Anayet y sobre la base de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala. De este modo protegería, en continuidad con los macizos de Ordesa, es decir, desde Monte Perdido, todo el alto Ara, el macizo de Panticosa y las cuencas del Aguas Limpas y alto Gállego.
Todo este sector, de muy valiosos caracteres naturales y espléndidos paisajes, está prácticamente desprotegido, salvo en la Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñamala, loable declaración pero que no ejerce un verdadero control protector, de modo que la extensión por él del Parque Nacional remediaría ese vacío de protección y, por tanto, el peligro de degradación por contagio de los fuertes intereses locales en que actualmente está. Pero todo indica que, al aproximarse esta propuesta al Formigal y a su ansia de expansión y de unión con las estaciones del valle del Aragón, se ha desviado la atención proteccionista a la reconversión administrativa de un Parque Natural ya existente (el de Posets-Maladeta), desplazándola, pues, al Aneto, con todo el prestigio montañero, naturalista y turístico, bien merecido, de estas montañas, pero que ya está protegido y que, por tanto, sólo cambiaría de titulación. El Aneto no presenta problemas ni remedia peligros. El Parque de Ordesa ampliado sí los presenta y sí los remediaría. La disyuntiva parece, pues, significativa.
Al mismo tiempo se está desatendiendo de hecho la propuesta del Parque Natural del Anayet, que estaba en marcha, y se relanza, en cambio, la unión de las estaciones de esquí del alto Aragón y alto Gállego por la Canal Roya. Ambas propuestas, Parque Natural y enlace de las estaciones, son muy opuestas en sus propósitos y además son geográficamente incompatibles al pasar por los mismos lugares. Por ello, si se potencia una opción se despotencia la otra. Y ya sabemos cuál es la potenciada y cuál la despotenciada en estos momentos.
En suma, la impresión que produce este conjunto de hechos es que están basados en una estrategia territorial concertada entre quienes tienen capacidad para plantearla y emprenderla. Por tanto, la promoción del Parque Nacional del Aneto puede parecer buena en sí, pero, con el olvido simultáneo de la ampliación del Parque de Ordesa, tiene un punto equívoco. En mi opinión, preferiría que ahora se ampliase Ordesa hasta el Aguas Limpias para dar recubrimiento conservacionista a un área magnífica y en riesgo, que también tendría su granito, el paleozoico de su Pirineo axil, y el Pirineo de cobertera ya protegido, recogiendo con ello igualmente las dos modalidades pirenaicas básicas. Y lo conseguiría en un solo Parque Nacional continuo y amplio, lo que es mejor y más adecuado a las normas, no en dos disociados. Tal extensión de nuestro Parque Nacional, por su posición geográfica, enlazaría en la línea fronteriza con el Parque Nacional de Pirineo en Francia, lo que permitiría su suma internacional cubriendo las dos vertientes a efectos de conservación integral y de logro de un Parque Europeo de verdadera entidad. Por todo lo dicho, la opción de la ampliación de Ordesa, aunque más conflictiva, creo que es también más lógica y más urgente. Además, aumentaría el espacio protegido pirenaico en Aragón con nuevos terrenos, al permanecer con sus modos actuales de conservación el sector de Posets-Maladeta, por lo que se incrementaría la superficie global conservada en la cordillera, en vez de quedarse, con la opción sólo de la reconversión del Aneto, igual que estaba.
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