Al menos, es el objetivo que, al cierre de estas páginas, la asociación RedMontañas pretendía articular con una doble finalidad. En primer lugar y ante los gobiernos locales y autonómicos, solicitar la defensa de las montañas sobre las que tienen competencias. A continuación, aunar esas acciones para reivindicar la Carta de las Montañas, una vez más, ante el Ministerio de Medio Ambiente, responsable último de lo que está ocurriendo. Para más información: www.redmontanas.org y coordinacion@redmontanas.org.
Hay una razón muy evidente para apoyar esta iniciativa: el mundo del montañismo no puede consentir que la Carta de las Montañas muera. Este documento, que -una vez más hay que repetirlo pese a que resulte cansino y deplorable- se redactó con motivo del Año 2002 Internacional de las Montañas. Vamos por 2006 y que parece que a los legisladores no les importaría que falleciera.
El montañismo federado, las federaciones, también deberían sentirse implicadas en este proyecto de defensa de la montaña -ya que está escrito en sus estatutos- con la primera noticia que tuvieran. Hay que temer, por contra, que elijan hacerse los oídos sordos o los indignados porque los organizadores no les hayan requerido oficialmente para ello sin querer darse cuenta de que, esta vez, no se trata tanto de que llamen a la puerta que tantas veces han mantenido cerrada como de tener la iniciativa de salir «a la calle».
La Carta de las Montañas no es «poesía», palabra con la que un alcalde (ver Ecología en este mismo número y/o la noticia Duelo de pancartas en el Portalet en desnivel.com) quiso, y no pudo, criticar el escrito leído durante la Tercera Manifestación en Defensa de las Montañas de Aragón el pasado 19 de marzo. La Carta de las Montañas no es «mermelada» como ridiculiza el presidente del Gobierno de Aragón la alternativa sostenible al desarrollo en su autonomía. En este documento hay bases para las alternativas de desarrollo que reclaman los gobernantes a los conservacionistas, en una clara dejación de sus funciones propias dicho sea de paso. Pero, por cínico que resulte, son ellos los responsables de que la Carta de las Montañas siga estancada.
En junio de 2005, la Carta de las Montañas pasó por el Congreso de los Diputados y el Gobierno recibió, mediante una proposición no de ley, el mandato de aprobarla… Hecha la «ley», hecha la trampa como se suele decir: el mandato carecía de fecha fija. Va a pasar otro año y por eso sigue siendo necesario seguir hablando y defendiendo la necesidad de la Carta de las Montañas (consultarla en redmontanas.org) Porque mientras en el Ministerio nada se mueve, en las montañas se desprotegen zonas protegidas, se manipulan padrones municipales, se apuran las urbanizaciones con o sin estación de esquí o campos de golf, se proyectan o construyen polémicos embalses, pistas y carreteras, instalaciones energéticas; se provocan incendios, se fragmentan hábitats…
Los argumentos con que el Ministerio justifica su situación de inactividad a la espera del momento oportuno son el estado de transferencia de competencias a las CCAA en materia ambiental, y la falta de un marco jurídico europeo vinculante para la protección extensiva y sistemática de las montañas. Ignoramos cómo podrá solventarlo legislativa y jurídicamente, pero también la Sanidad está transferida y sin embargo se promulgan leyes antitabaco. Cuestión de salud.