«Un proceso que además no se puede frenar porque el planeta está viviendo un ciclo cálido que se está acelerando por la emisión de gases de efecto invernadero», apunta Camins. Los cálculos realizados por ál apuntan a que en el 2040 «ningún glaciar pirenaico tendrá actividad y, en el 2050, los restos de hielo glaciar que queden sin actividad habrán desaparecido por completo».
En la última reunión del Patronato del Monumento de los Glaciares Pirenaicos se informó de que en los últimos 30 años se ha perdido el 75% de la superficie de estas masas de hielo. Una reducción preocupante que sigue una peligrosa tendencia en las últimas décadas.
El representante de la Fundación Quebrantahuesos en el Patronato, Óscar Díez, remarca que la desaparición del hielo y el cambio climático también está afectando a especies de fauna y flora: «Hay animales como la perdiz nival o el urogallo que quedaron relegadas en los Pirineos cuando desaparecieron los últimos glaciares en la Edad de Hielo. Estas especies ahora ven una merma drástica de sus poblaciones y hay muchas que acabarán extinguiéndose».
No obstante, según los expertos, «de igual forma que el hielo desaparece de forma contundente, también se desarrolla con rapidez cuando las condiciones son favorables. Solo hay que esperar a que en algún momento futuro el frío vuelva a crear glaciares en el Pirineo».
Una afirmación que parece un deseo si se observan las precipitaciones en años pasados.