El senado considera insostenible la presión urbanística en el pirineo

El Senado considera insoportable la presión urbanística a la que se ve sometido el Pirineo. El Informe de la Ponencia sobre Desarrollo y Comunicaciones en la cordillera, aprobado por unanimidad en la Comisión de Fomento y Vivienda, propone aplicar «un modelo de turismo sostenible, con una oferta constante durante todo el año» que permita evitar «los inconvenientes» del actual sistema estacional, basado en la nieve en invierno y en el montañismo, el senderismo, el golf y el deporte de aventura en verano. El presente modelo, añade, «tiene poca proyección de plazas hoteleras y ha producido grandes concentraciones urbanísticas en determinados puntos, manteniéndose la despoblación en el resto del área».

El documento apuesta por garantizar, mediante la potenciación del turismo cultural, etnográfico y de naturaleza, una «oferta constante durante todo el año» que permitiera la prevalencia de «la idea del complejo hotelero o de las casas rurales por encima de las segundas residencias». Paralelamente, anota que la reconversión de las estaciones de esquí en complejos deportivos de ocio y deporte permitiría dotar al empleo en la zona de una estabilidad de la que ahora carece. La ponencia concluye que «romper la inercia que todavía hoy impera en la mayor parte» de la montaña permitiría disponer «en muy pocos años» de «un Pirineo en pleno desarrollo».

Un estudio de IU concluye que el ritmo de construcción en algunas zonas de la Jacetania llega a las 25 viviendas por cada nuevo vecino, mientras que en el general del Pirineo la relación es de 20 a uno.

El crecimiento urbanístico es desorbitado en localidades como Sallent de Gállego, donde en la década 1991-2001 se edificaron 1.248 viviendas mientras la población crecía en 194 personas en ese mismo periodo. Ahora, cuando apenas supera los 1.300 habitantes de derecho, el ayuntamiento y Aramón impulsan junto a Formigal una urbanización de 756 chalets libres y 252 viviendas protegidas con 8,4 hectáreas reservadas para levantar hoteles.

En ese mismo periodo, Biescas creció en 73 vecinos mientras su parque inmobiliario aumentaba en 994 y en Benasque se construían 1.046 pisos y chalets para un crecimiento de 401 vecinos. Panticosa veía levantar 187 viviendas para 116 nuevos habitantes.

EL CASO DE JACA La situación fue paradójica durante esa década en Jaca. La perla del Pirineo ganó 558 vecinos y 2.374 pisos y chalets, al tiempo que la cifra de viviendas vacías se disparaba en 2.411: más desocupadas que de nueva construcción.

José Luis Latas, de Ecologistas en Acción, critica el modelo de crecimiento urbanístico de la montaña: «El Pirineo se despuebla mientras no paran de construir vivienda a precios inaccesibles. El padrón de algunos municipios aumenta, pero es un crecimiento artificial, ya que no se trata de población residente. Me estremece oír a un alcalde decir que está orgulloso de que el metro cuadrado cueste tanto en su pueblo como en el paseo de la Independencia».

EFECTOS Latas destaca los efectos desequilibrantes que está provocando el actual modelo urbanístico. «No es normal que sólo se invierta en cabeceras de comarca con pistas de esquí», anota.

El Senado reconoce que el turismo ha frenado la despoblación del Pirineo. Pero, ¿cómo? Según un estudio de CHA, el Sobrarbe y la Jacetania fueron, con 165 y 669 habitantes, las únicas comarcas pirenaicas que ganaron población en la última década del siglo XX. El documento de IU señala que en los tres últimos años la población crece en los municipios con estación de esquí: Jaca ha ganado 1.482 vecinos; Benasque, 944; Sallent, 341, y Panticosa, 129.

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