Sus 7 pueblos y apenas 50 residentes fijos ven con esperanza el inicio de las obras para ampliar Cerler hacia su montaña entre discrepancias políticas y críticas ecologistas.
El valle de Castanesa es una isla rodeada de un mar de nieve. Al oeste tieneBenasque y la estación de Cerler; al este, Boí y Arán y sus cientos de kilómetros de pistas esquiables. Con estos vecinos, no es extraño que la mayoría de los 215 vecinos empadronados (no todos residentes) en los 17 núcleos del municipio de Montanuycontemplen con esperanza el reciente inicio de las obras de ampliación de Cerler hacia su montaña, promovidas por Aramón. El primer telesilla se pondrá en marcha en la temporada 2020/2021 y luego se construirán otros tres hasta llegar al frente de nieve de la montaña de Castanesa, a 1.700 metros, con un aparcamiento y una carretera de 7 kilómetros que lo unirá con el pueblo de Fonchanina. Hoy es una pista forestal que discurre entre pastos donde se alimenta el ganado en verano.
En los siete pueblos del valle de Castanesa viven de forma permanente unos 50 vecinos. En alguno solo hay un habitante. «Resistimos», dice resignado Jorge Iglesias, ganadero de Noales, el núcleo más poblado, para quien la ampliación de Cerler representa el futuro del valle. De lo contrario, precisa, «en cuatro días está muerto». Él solo le ve ventajas: asentamiento de población, mejora de los accesos a la montaña o enriquecimiento de los pastos. «Aquí quedamos cuatro. Si no hacemos algo…», comenta pensando en sus dos hijos adolescentes, a los que les gustaría quedarse.
Iglesias tiene una explotación de 250 vacas. «Da mucho trabajo y pocos beneficios. Este negocio va a menos. Cuando yo empecé hace 37 años, un ternero valía 830 euros, ahora los vendemos a poco más de 700″. Piensa en que quizá su hijo pueda seguir manteniendo el ganado si tiene unos ingresos complementarios del turismo. No hay población para consumir una parte de la carne producida, y no le sirven algunas alternativas propuestas por los opositores al proyecto. «Dicen que nos pongamos a hacer queso». Dos familias del pueblo mantienen la explotación ganadera en Noales, pero residen en las vecinas localidades de Pont de Suert y Vilaller (Lérida).
Respecto al desarrollo urbanístico que conllevarían las pistas de esquí, Iglesias se muestra tajante: «Prefiero ver enfrente una casa que un zarzal». Esto le recuerda un triste capítulo en la historia reciente de Castanesa, el incendio ocurrido en 2012, que devastó 1.200 hectáreas y desalojó 13 pueblos, encendiendo las alarmas por el avance del bosque en áreas despobladas.
El inicio de las obras para extender las pistas de Cerler hacia este desconocido valle, alejado de los centros de decisión política, ha suscitado curiosamente las primeras discrepancias en el seno del Gobierno de Aragón, por las reticencias de dos de los cuatros socios. A este respecto, la alcaldesa, Esther Cereza, se pregunta: «¿Por qué Montanuy no puede aprovecharse del recurso de la nieve igual que Benasque? Llevamos más de 10 años esperando. Creemos que es nuestra oportunidad, la hemos luchado y vamos a seguir». Y es que el Parque Natural Posets-Maladeta, indica, ha traído «escaso desarrollo» y muchas restricciones.
La alcaldesa quiere dejar claro que el actual proyecto se ha adaptado «a la realidad económica, social y ambiental», con una ampliación de 30 km hacia su valle, que nada tiene que ver con la macroestación proyectada por Aramón hace una década, cuando la empresa participada por la DGA e Ibercaja quería financiar la inversión con las plusvalías obtenidas en la recalificación de suelo. En 2005, firmó un acuerdo con el Ayuntamiento, frustrado por los tribunales, para convertir en urbanizable parte de las 180 hectáreas de suelo rústico que compró por 20,5 millones. Ese dinero llenó las cuentas corrientes de los habitantes, pero no trajo desarrollo al territorio.
Tampoco sirvió para promover inversiones. Javier Rich, uno de los tres residentes de Ardanuy, un pueblo de cinco casas, empezó a construir un hotel en la carretera pero las obras se pararon y siguen inacabadas. «La temporada turística es corta, y solo para el verano. No puedo abrir un hotel con 20 habitaciones y cuatro apartamentos. Sin la nieve esto está acabado», explica.
El único alojamiento hotelero del valle está en el pueblo de Castanesa. Se inauguró en 1989 y ahora lo regenta Rubén Cierco, de 33 años. «La temporada de verano es muy corta, y luego hay cuatro puentes y Semana Santa. Vas funcionando, pero falta el turista de invierno», señala.
En Montanuy había 589 habitantes en 1970, y hoy no llegan a la mitad. Por contra, Benasque ha pasado de 733 a 2.157 desde la inauguración de su estación. El empresario hotelero benasqués Jorge Llanas, cuya familia lleva 61 años en el sector, rememora la expansión de este valle a la sombra de las pistas de esquí. «El cambio más radical ha sido en la forma de vida. Antes había dos o tres hoteles y fondas, y se compaginaba la ganadería con el turismo de verano. Ahora recibimos visitantes todo el año. En Benasque ya no queda ganado, sí en el valle, e incluso se incorpora gente joven», explica. Opina que la nieve crea riqueza, pero advierte contra la especulación.
El mismo temor expresan algunos vecinos de Montanuy opuestos al proyecto. Uno de ellos impulsó el pleito contra el plan de urbanismo. Los tribunales anularon el PGOU, y con él la recalificación de 50 ha de Aramón y la previsión de 2.500 viviendas.
Para Francisco Iturbe, de la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón, existen alternativas. Recuerda un estudio de viabilidad económica de Castanesa de 2005, que planteaba potenciar la ganadería, actividad milenaria en «una de las zonas de mejores pastos del Pirineo», y construir un matadero y una industria de transformación. «Lo metieron en un cajón y en su lugar está el proyecto de Aramón, para el que sí hay dinero público. Ese futuro ganadero se ha desvirtuado: les compraron las tierras y muchos se han ido del valle», señala.
La montaña de Castanesa, con fincas particulares y de una comunidad de propietarios, abarca 6.400 hectáreas, de las que solo unas 200 estarían incluidas en el proyecto (un 3%). Aquí pastan en verano 1.200 vacas y 4.000 ovejas. La citada comunidad considera compatible el uso turístico y el ganadero. En una asamblea autorizó a Aramón la realizacion de los trabajos, aunque están por negociar las compensaciones.