La telecabina de la Expo debía sobrevivir a la cita internacional y funcionar durante 25 años como recurso turístico de Zaragoza, pero dejó de girar hace más de cuatro años por sus elevadas pérdidas y desde ayer se están desmontando las cestas con la intención de preservarlas hasta su traslado a alguna estación de esquí. Lo que no se sabe aún es si los propietarios de esta infraestructura, Aramón y la empresa que la fabricó, Leitner, decidirán reubicarla en Formigal o la acabarán vendiendo a otro complejo invernal. La decisión, aseguraron ayer fuentes oficiales del grupo aragonés de la nieve, se adoptará en el plazo aproximado de un mes.
Lo que ya está claro es que los técnicos comenzaron ayer el desmontaje del sistema de transporte por cable que unió la estación de Delicias con el meandro de Ranillas durante poco más de dos años y medio. Las cabinas se almacenarán a la espera de su reubicación, que se acometerá de forma rápida a tenor de las advertencias que desde Aramón se ha hecho desde hace cuatro años. «Si se desmonta sin llegar a instalarla en una estación, se muere. Hemos optado por mantenerla en perfecto estado de revista a la espera de una decisión», señalaron fuentes oficiales el pasado mes de septiembre, en el transcurso de una de las pruebas periódicas de funcionamiento de la telecabina.
La intención es revisar las más de 70 cabinas, que antes del jueves ya estarán a resguardo en el pabellón del hielo, junto a la Torre del Agua, con el objetivo de adelantar los trámites necesarios para su posterior traslado. El resto del remonte se seguirá conservando hasta que se tome la decisión definitiva.
La inversión costó once millones de euros y la intención hasta ahora era mantener las actuales instalaciones, con un exhaustivo calendario de mantenimiento, hasta que la explotación de las estaciones de esquí dieran los suficientes beneficios como para acometer la inversión. Este horizonte está todavía lejos de cumplirse, por lo que se ha optado por tomar una drástica decisión, que ahorrará los costes de mantenimiento y, sobre todo, evitará que el valor de mercado de este activo se siga depreciando. «Algunas de las piezas ya no se pueden reutilizar por el estricto mantenimiento que está estipulado», añadieron.
Tanto el consejo de administración como los técnicos de Aramón entienden que lo óptimo sería sacar el máximo rendimiento a esta infraestructura, que pasa por instalar la telecabina en Formigal para unir los sectores de Sarrios y Anayet. Allí funciona la silla Collado y con la telecabina se lograría duplicar la capacidad de transporte en un punto clave del complejo, que se convierte en un cuello de botellas cuando hay picos de demanda. «Es un paso crucial de la estación», añadieron.
La decisión final dependerá de los costes de la operación y de las posibles ofertas que se reciban de otras estaciones por la telecabina. De hecho, Aramón ha iniciado las negociaciones con Leitner, que fabricó el sistema y sería la encargada de instalarlo en el valle de Tena, según el acuerdo firmado en su día. Su coste ronda los cuatro millones, pero aún se debe convenir cuánto cobraría realmente la empresa italiana, una de las líderes mundiales del transporte por cable.
No obstante, la ubicación final de la telecabina de la Expo no solo dependerá de la factura exacta del montaje en Formigal: se debe dilucidar si supondría un mejor negocio para el grupo aragonés de la nieve vendérsela a otra estación, ya sea española o extranjera. Para ello, se pretende sondear en el mercado y contactar con otras estaciones para saber si les interesa. «La telecabina requiere ya una solución, porque no va a dar servicio en Zaragoza. No tiene ninguna virtualidad y, por tanto, hay que intentar sacarle la máxima rentabilidad», añadieron.
Los técnicos aseguran que esta telecabina tiene salida, ya que puede duplicar su longitud hasta los dos kilómetros y superar desniveles de 500 metros. Eso sí, requeriría adquirir material adicional -cables, balancines, poleas, además de pilonas- y un motor adicional para arrastrar las cestas.
Aramón y Leitner estrenaron en julio de 2008 la telecabina de la Expo para unir la estación de Delicias con el Parque del Agua tras invertir cerca de 11 millones de euros. Este remonte debía funcionar como un recurso turístico de Zaragoza durante 25 años, pero no llegó a cumplir ni tres años en servicio. Las elevadas pérdidas llevaron a abandonar su explotación, aunque desde entonces se hace una exhaustivo mantenimiento y una vez a la semana las cabinas giran en vacío, sin viajeros.
El ahorro en nóminas y alquiler con la reubicación en Formigal rondará el medio millón de euros y se acometerá en junio.
El anunciado traslado de la sede central de Aramón de Zaragoza a Formigal se acometerá en mes y medio, conllevará la salida negociada de un tercio de la plantilla y un ahorro anual de medio millón de euros. Estos son los cálculos del ‘holding’ aragonés de la nieve, que la semana pasada comenzó las negociaciones con los sindicatos y los propios trabajadores. Hasta cuatro de ellos ya han comunicado que por su situación personal no quieren cambiar de residencia al Pirineo, una situación en la que podría encontrarse una decena de los más de 30 trabajadores de Zaragoza.
Fuentes oficiales de Aramón remarcaron que su intención es contar con toda la plantilla actual de su sede de Zaragoza, aunque son conscientes de que una parte se va a negar a trasladarse. Por ello, pretenden negociar una salida que sea lo menos traumática posible. El periodo de consultas se alargará hasta mediados de mes, según fuentes implicadas en la negociación
El grueso del personal irá a las oficinas de la estación de Formigal, aunque algunos acabarán en Cerler, Panticosa o Teruel para reforzar el servicio técnico de los distintos complejos invernales del grupo.
El traslado no supondrá el abandono de Zaragoza, ya que en las taquillas de venta de abonos se seguirá atendiendo al público en temporada en el paseo de la Independencia. También se mantendrá, además, una pequeña oficina técnica en el pabellón del hielo de la Expo, de propiedad de Aramón. Este edificio está situado junto a la Torre del Agua y una de las estaciones de la telecabina, donde se reubicarán los trabajadores que se queden en la ciudad.
Esta medida supone un paso más en la reorganización interna del grupo para ahorrar costes y que ya supuso el despido de varios directivos.