Javier corripio: “es muy importante que el esquí respete los valores naturales de su entorno”

Javier Corripio, licenciado en Geografía y doctor en Glaciología por la Universidad de Edimburgo, estuvo en Zaragoza invitado por la Plataforma en Defensa de las Montañas para hablar sobre cambio climático, nieve y estaciones de esquí. Nacido en Sevilla, este científico ha trabajado en el Centro de Estudios de la Nieve de Météo-France y en el Instituto de Ingeniería del Medio Ambiente de Zurich. Actualmente, es investigador del Instituto de Geografía de la Universidad de Innsbruck.

¿Qué le diría a la gente que sigue siendo escéptica sobre los efectos del cambio climático, en este caso, en el esquí?
Que, además de lo que dicen las previsiones científicas del IPPC, yo y otros muchos investigadores nos basamos en evidencias comprobables. No solo hacemos predicciones, sino que estudiamos fenómenos que ya se han producido y que demuestran que el cambio climático ha empezado. Además, yo soy un amante del esquí, así que no tengo ningún interés en que cierren las estaciones. Al contrario.

Hay estudios que dicen que en los Alpes una de cada tres estaciones serán inviables por falta de nieve si la temperatura sube dos grados. ¿Se han hecho trabajos similares en los Pirineos?
El problema de los Pirineos es que hay muy pocos datos de referencia que permitan comparar la situación actual con el pasado, y los que hay son muy difíciles de obtener. El zaragozano Ignacio López Moreno y el Instituto Pirenaico de Ecología han hecho algunos estudios, pero no hay mucho más. Es verdad que en Austria el esquí supone el 4,5% del PIB, pero España debe poner en marcha indicadores que permitan observar las tendencias actuales y predecir mejor las futuras. Por ejemplo, en Suiza la mayoría de los refugios de montaña tienen una estación meteorológica.

Según López Moreno, en el Pirineo las temperaturas pueden subir entre dos o tres grados, lo que haría subir la isoterma 0oC, la que marca la cota a partir de la cual suele haber nieve, entre 300 y 500 metros.
Esa cota no solo depende de la isoterma 0oC, también de muchos otros factores como la radiación solar, la humedad, el viento, la cota de congelación de la nieve, la topografía, la orientación… Pero es verdad que, por cada grado que suban las temperaturas medias, la cota a partir de la cual suele haber nieve subirá unos 150 metros. Además, está comprobado que ahora nieva menos que antes.

¿A partir de qué altura el esquí estará seriamente amenazado?
En los Alpes, que por otra parte son una buena referencia para el Pirineo, se suele decir que por debajo de los 1.800 metros. De todas formas, esas cifras generales deben concretarse con estudios concretos. Todas las estaciones de esquí deben estudiar en serio si van a seguir teniendo nieve.

Pero, de momento, los modelos de predicción no permiten tener resultados a escala local.
Es verdad, pero hay herramientas para mejorar y concretar los resultados de esos modelos. Las estaciones pueden contratar a consultoras que se dedican a esto.

¿Y la innivación artificial? ¿Puede ser una solución?
Se calcula que en los Alpes en el año 2050 la producción de nieve artificial se habrá encarecido un 250%. Ahora mismo ya cuesta mucho dinero y muchos recursos, y con el cambio climático las condiciones para generar nieve artificial también empeorarán. Además, a los esquiadores no nos gusta, y teniendo en cuenta que ahora por 100 euros se puede volar a otro país, creo que la innivación no es una solución competitiva.

Ante este panorama ¿qué opina de los proyectos para ampliar o crear nuevas estaciones?
Con las perspectivas de cambio climático, lanzarse a ampliar las estaciones de esquí me parece imprudente. De todas formas, insisto en que cada una de ellas debe hacer sus propios estudios para ver si es viable. Abrir nuevas pistas y dotarlas de las infraestructuras necesarias cuesta mucho dinero, y esa inversión hay que rentabilizarla.

¿Qué se está haciendo en países como Austria o Suiza para adaptarse a esos cambios?
En los Alpes se considera que una estación es viable cuando tiene garantías de que la temporada de nieve va a ser buena siete de cada diez años, y una temporada buena es aquella en la que entre el 1 de diciembre y el 15 de abril hay 100 o más días con 30 centímetros de nieve. Los estudios revelan que el futuro de muchas estaciones de esquí puede ser problemático, y esto tomando como referencia los pronósticos mas conservadores del IPCC. Por eso en Suiza no se permiten nuevas estaciones de esquí y ningún banco está dispuesto a conceder créditos a estos proyectos.

Pero en los Alpes hay centros invernales situados incluso por debajo de los 1.000 metros. En Aragón, en cambio, todas empiezan a partir de los 1.500 metros.
No creo que eso sea una ventaja. Empiezan a 1.500 metros porque por debajo no hay suficiente nieve. Además, así disminuye su capacidad de adaptación: al tener menos terreno disponible por encima, no pueden subir la cota como podrían hacer en los Alpes.

¿Y qué deben hacer los centros que vayan a verse en problemas?
Diversificar su actividad. La tendencia de todas las estaciones y en todos los países es ampliar su oferta para que los turistas no lleguen solo en invierno. Tienen que ofrecer, escalada, senderismo, paseos a caballo o en bici… Por eso es muy importante que el esquí respete los valores naturales de su entorno, los que se mantendrán aunque el cambio climático reduzca la cantidad de nieve. Las estaciones de esquí no tienen por qué romper el equilibrio ambiental si se basan en criterios racionales.

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