Aramón calcula que, con la ampliación que convertirá Cerler en el mayor destino esquiable de toda España, la estación duplicará el número de esquiadores que acuden a sus pistas. Actualmente, las instalaciones reciben unas 275.000 visitas por temporada, pero tras la expansión del complejo por los sectores de Castanesa, Ardonés e Isábena el grupo aragonés de la nieve espera ganar entre 230.000 y 300.000 deportistas más.
Ese aumento dejará la cifra anual de visitantes entre los 500.000 y los 600.000, lo que convertirá a Cerler en la segunda estación del país en afluencia de esquiadores por detrás de Baqueira-Beret. No obstante, los cálculos están hechos sin tener en cuenta la ampliación por el sector de Aneto, que será la última en ejecutarse y que conllevará un incremento aún mayor del número de deportistas. Una vez terminada esa fase, Cerler será la mayor estación española en kilómetros esquiables y, probablemente, también en esquiadores.
Estos y otros muchos datos se incluyen en la memoria redactada por Montañas de Aragón para solicitar al Gobierno de Aragón la declaración de interés supramunicipal del proyecto. El documento remitido al Consejo de Ordenación del Territorio y a los ayuntamientos implicados contiene un informe sobre los impactos económicos y sociales que tendrá la expansión de Cerler. Aunque las cifras son una estimación, permiten hacerse una idea de la magnitud de esta ambiciosa iniciativa.
Un gran dominio esquiable
Las ampliaciones previstas por Aramón en este centro invernal, que en realidad supondrán la construcción de una nueva estación de esquí con hasta 4.000 viviendas en el valle de Castanesa, harán que Cerler deje de ser un enclave mediano para entrar dentro del grupo de los grandes dominios esquiables. En España, solo forman parte de ese club Formigal, Baqueira-Beret y Sierra Nevada.
El aumento de la extensión esquiable conllevará un incremento en la afluencia de esquiadores. Para tratar de cuantificarlo, el holding de la nieve ha analizado la relación entre el número de visitantes de las distintas estaciones españolas y tres parámetros fundamentales: los kilómetros esquiables, el número de remontes y la capacidad medida en esquiadores/hora.
Además, Aramón ha tenido en cuenta que las pistas de Cerler son menos accesibles que las de otros centros invernales debido a las malas comunicaciones.
Teniendo en cuenta todos estos factores, la empresa participada al 50% por la DGA e Ibercaja considera que la estación, ampliada por Castanesa, Cerler e Isábena, tendrá cada temporada entre 230.000 y 300.000 esquiadores más que ahora. Ese incremento será escalonado y dependerá del ritmo de ejecución del proyecto. En principio, se espera que el ritmo de crecimiento sea de entre 19.000 y 25.000 visitantes más cada año.
Impacto económico
El informe también hace una aproximación al impacto económico que la ampliación de Cerler tendrá en la zona. En este sentido, Aramón destaca que el proyecto para extender las pistas de esquí por Castanesa, Ardonés, Isábena y Aneto permitirá extender los beneficios de la estación a otros municipios de la comarca que ahora la tienen demasiado lejos.
Siempre según los cálculos de Montañas de Aragón, los nuevos esquiadores que acudan a Cerler tras la ampliación dejarán en la zona un gasto directo anual de entre 27 y 35 millones de euros, cifra a la que hay que añadir el impacto que ese gasto tendrá en otros sectores. Ese impacto inducido se cifra entre 35 y 46 millones de euros anuales con una generación total de empleo de entre 500 y 600 nuevos puestos de trabajo.
Por otra parte, la mayor afluencia de visitantes conllevará un aumento en la oferta de camas turísticas. Según Aramón, las necesidades de alojamiento previstas se sitúan en torno a 1.700 plazas hoteleras y 1.100 segundas residencias, lo que requerirá una inversión para construirlas de unos 300 millones de euros. El grupo de la nieve considera que el efecto que el aumento de la actividad del sector de la construcción generará en la actividad económica de la zona superará los 450 millones de euros.
Aramón es consciente de que las actuaciones que propone para ampliar la estación de esquí de Cerler conllevan un impacto ambiental «relevante» en la zona afectada. No obstante, también sostiene que las afecciones «críticas» pueden corregirse durante la fase de definición del proyecto y que el resto de daños pueden minimizarse con la adopción de medidas correctoras.
Este es el planteamiento que el grupo aragonés de la nieve hace en el anexo ambiental de la memoria que elaboró para solicitar la declaración de interés supramunicipal. Según se dice en ese documento, la evaluación de impactos realizada en el mismo «debe servir para que, adoptando las medidas protectoras y correctoras necesarias, la redacción del proyecto sea compatible con la conservación del medio».
El grupo aragonés de la nieve destaca, en primer lugar, que la calidad general de la zona afectada «es alta como consecuencia de los elevados valores de calidad florística, faunística y paisajística». También asume que esas montañas acogen «a un buen número de especies, tanto vegetales como animales, catalogadas como amenazadas y varios entornos paisajísticos que se han determinado como de interés».
Además, dentro de la zona de afección de la ampliación de Cerler hay varios entornos recogidos en la Directiva Hábitat, la norma europea que vela por la conservación de los espacios naturales.
Pese a todos estos condicionantes, Aramón considera que las afecciones de ampliar el dominio esquiable de la estación pueden ser corregidos en la fase de definición del proyecto. «La elección de alternativas que eviten los impactos críticos, así como la aplicación de medidas correctoras que minimicen otros impactos detectados, pueden hacer compatible la ampliación», afirma la memoria redactada por el grupo de la nieve. Montañas de Aragón subraya además que «el proyecto se presenta como un elemento capaz de impulsar el desarrollo socioeconómico del conjunto del área».
Siempre según el documento de Aramón, las principales afecciones provocadas por las nuevas pistas de esquí que se creen tienen que ver con las alteraciones del relieve y las formas ; con la calidad del paisaje; con la presencia de especies protegidas o de interés como la perdiz nival; y con la existencia de espacios protegidos de la Red Natura 2000 (LIC).
«Estos impactos aconsejan una reflexión y el ajuste de los trazados de las pistas en los circos de Tous y Basibé y en la brecha de Pasolobino -concreta la memoria del proyecto-. También cambiar el trazado en el sector de Isábena para evitar las afecciones al Lugar de Interés Comunitario».
Aramón explica además que existe «un alto riesgo de desestabilización de laderas por los movimientos de tierras necesarios para la ejecución de las pistas y los frentes de nieve».
Los nuevos viales que se construyan supondrán «una afección crítica al paisaje», lo que hace necesario estudiar el total de viales marcados, su longitud y su trazado para disminuirlos.
El consumo de agua, ligado sobre todo a las detracciones desde los cauces para producir nieve artificial, es otro impacto importante. Por tanto, será necesario garantizar el mantenimiento del caudal ecológico. Además, la red de innivación debe estar diseñada para minimizar el consumo energético y habrá que hacer un estudio geotécnico que garantice la seguridad de una de las balsas proyectadas -la de Basibé, que por su ubicación podría suponer un riesgo-.
Aramón enviará una memoria ambiental del proyecto al Inaga para que lo evalúe y comunique los cambios que crea necesarios. El grupo de la nieve deberá adaptar el proyecto a las modificaciones sugeridas, y una vez hecho esto, elaborar el estudio de impacto ambiental, que volverá a ser remitido al Inaga para que formule la declaración de impacto -que podrá ser positiva o negativa-.