Las justificaciones de aramon (respuesta a las declaraciones del presidente de ibercaja)

Quizás el presidente de IBERCAJA se olvido concretar que el beneficio que generan estas viviendas es básicamente debido a la plusvalía de la recalificación urbanística del suelo. Y que esta plusvalía es a costa de que los actuales propietarios del terreno: las gentes de siempre del Pirineo a los que se pide su complicidad para que contribuyan al desarrollo de la nueva economía pirenaica, moderna y competitiva, se esfuercen en vender sus fincas baratas, incluso antes que se resuelvan los planes urbanísticos en sus propios municipios (como en el caso de Montanuy).

Por lo tanto es el agricultor o ganadero quien, al vender sus fincas baratas, permitirá que las plusvalías de la recalificación urbanística sufraguen los costes de la implantación de estas infraestructuras de esquí. Es decir: son las gentes de los pueblos los que pagan las ampliaciones de las pistas de esquí, porque son los dineros que van a dejar de cobrar los que van a dar el margen suficiente a ARAMON para desarrollar su “¿obra social?”, además de los respectivos beneficios.

Es muy revelador que el propio presidente de IBERCAJA admita que para invertir en pistas de esquí hay que urbanizar. Pues ante esta reveladora manifestación surge una pregunta inevitable, ¿para que construir o ampliar mas pistas de esquí? de la que se desprende una respuesta evidente, ¡para poder urbanizar!. Y en eso estamos, en una espiral inacabable de urbanización tras urbanización con pistas de esquí o campos de golf incluidos. Y lo que pretendía ser una justificación se ha convertido en la motivación fundamental de ARAMON.

ARAMON es pues una inmobiliaria y el Gobierno de Aragón se esta convirtiendo, en manos de ARAMON, en especulador inmobiliario.

Ya sea en un sentido como en otro, queda patente que el esfuerzo inversor, no lo hacen ni IBERCAJA, ni el Gobierno de Aragón, sino los habitantes del pirineo, los propietarios de siempre que hemos heredado de nuestros padres y abuelos las tierras de la familia.

Como siempre ha pasado en las zonas rurales de la alta montaña pirenaica, las plusvalías del trabajo, de la producción ganadera y ahora también las del patrimonio se nos van de las manos. Seguimos siendo los que quedamos al margen de los beneficios, y ahora más que nunca, los falsos protagonistas al final discriminados en este gran proyecto inmobiliario.

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