A falta de los últimos retoques en la señalización de las pistas y en otros servicios complementarios, los centros invernales ya están preparados para la apertura en cuanto haya espesores suficientes. Los primeros centímetros se esperan el sábado, después de que el viernes se levante la niebla que cubre desde hace unos días el valle de Ebro y se produzca un cambio con la entrada de viento de componente norte, según explica el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Aragón (Aemet), Rafael Requena. De hecho, ya se acaba la etapa de inversión térmica que se ha vivido en estos días, en los que el sol lucía en la montaña acompañado de altas temperaturas. Por ello, no solo se empezarán a teñir de blanco las pistas sino que se podrán poner en marcha los cañones de nieve, que están ahora en pruebas.
La nieve podría llegar incluso hasta los 1.200 metros, aunque las previsiones a más de 48 o 72 horas son más inciertas y es pronto para fijar la altitud exacta. Con todo, se espera que alcance las cotas bajas de las estaciones a diferencia de la nevada del pasado 2 de noviembre. Ese día cayeron hasta 20 centímetros a más de 2.000 metros, pero en la base de las pistas apenas se notó. Además, según explica Requena, las altas temperaturas favorecieron que se deshiciera con rapidez. Con todo, la cota 3.000 sigue blanca. Ahora, sin embargo, con la bajada del mercurio, se espera que aguante. No obstante, todo dependerá de la evolución del tiempo durante la próxima semana. Además, la nevada será más copiosa en la parte occidental y la intensidad se irá reduciendo a medida que avance hacia la zona oriental.
«Las perspectivas de nieve son buenas a partir del 20 y si podemos abriremos el 28», comentó ayer el director de Candanchú, Pere Gómez. Si no es posible, será para el puente de la Constitución, pero al menos también confían en que el descenso de las temperaturas les permita poner en marcha los cañones. Mientras tanto, la estación decana lanza hoy ofertas especiales para los esquiadores que quieran estrenar la temporada. No obstante, ya comenzaron con descuentos en verano para el abono de la campaña, una campaña que se cerró con un aumento del 30% de las ventas con respecto al año anterior.
«La intención es abrir en cuanto haya nieve», explicaron desde el grupo Aramón, que gestiona las estaciones de Cerler y Formigal-Panticosa, y se muestran ilusionados con las previsiones de nieve de este fin de semana. Aprovecharon el día de ayer para continuar con las últimas pruebas de los cañones de innivación artificial así como para acabar de balizar las pistas y de colocar las colchonetas de protección en algunos puntos. En cuanto a los remontes, ya terminaron de revisarlos en septiembre.
«Si podemos, abriremos a finales de noviembre», señaló también Andrés Pita, director de Astún, que ya está acondicionada para recibir a los usuarios. Aunque quiere ser prudente ante las previsiones de nieve, también comentó que al menos indica un cambio de tendencia.
Al mismo tiempo, todos los centros invernales han cerrado en las últimas semanas el grueso de las contrataciones. En Astún, trabajarán más de 200 personas entre la explotación de las pistas, la escuela, las taquillas… así como los servicios propios de restauración, sin contar con el resto de los negocios del complejo. Por su parte, el grupo Aramón ha creado para esta temporada 150 nuevos puestos de trabajo, aunque hay muchos empleados de años anteriores que repiten. Solo quedan uno o dos puestos por cubrir.
Como todas las temporadas, los trabajadores de todos los espacios se irán incorporando a sus puestos a medida que se puedan abrir las pistas y los servicios, que siempre dependen de las previsiones del tiempo.