Hay que pararle los pies a aramón.

Aramón no descarta tampoco la idea de crear nuevas estaciones: con remontes
(telearrastres y telesillas), líneas eléctricas, casetas, cafeterías, carreteras, aparcamientos… y ríos contaminados desde su misma cabecera -ante la ausencia de depuradoras- en una región que quiere abanderar la lucha del desarrollo sostenible del agua. Por no hablar del cortejo de cientos de apartamentos de nueva planta y para fin se semana que se construirán acto seguido en pueblos y valles de gran encanto para el turismo rural.

El Gobierno de Aragón trata de tranquilizar inquietudes asegurando que los promotores han sufrido diversas limitaciones para el valle de Espelunciecha. ¿Quienes son los promotores de esta barbaridad? La entidad bancaria Ibercaja y el propio Gobierno de Aragón. ¿Entonces a quien van a limitar, a ellos mismos? Los gobernantes de Aragón son practicamente los mismos gobernantes de Aramón. Sólo les cambia una letra, la «g» por la «m». Un Gobierno que es juez y parte en la destrucción de los paisajes vírgenes de Espelunciecha, Suelza, La Munia o las montañas del Sistema Ibérico.

El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, demuestra con su comunicado que está más preocupado por el desarrollo de las comarcas que por lo que debería ser su cometido: la salvaguarda de un medio ambiente bien conservado que hasta hoy ha sido transmitido de generación en generación. ¿No debería llamarse entonces «Departamento de Desarrollo Comarcal» de la Diputación General de Aragón? Un Departamento que dirige una persona que justo antes asumir su puesto de Consejero de Medio Ambiente fue Director de Aramón. Y un Departamento que, desgraciadamente, prioriza el lucro económico de unos pocos por el interés general y sentimental de muchos para proteger las montañas de Aragón.

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