¿es una historia de terror que los parques nacionales pasen a manos de las autonomías?

SENTENCIA JUDICIAL
Parques Nacionales asunto autonómico

El T. Constitucional concede su gestión exclusiva a las Autonomías, y siembra la alarma entre los amantes y defensores de la naturaleza. – 16.11.2004 A partir de la resolución del Tribunal Constitucional, distintos sectores, especialistas y colectivos han hecho sus particulares valoraciones sobre el dictamen.

Eduardo Martínez de Pisón, Catedrático de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid; la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón, comunidad que puso el recurso contra la Ley del Gobierno popular; y las distintas organizaciones que forman la red Ecologistas en Acción, han querido expresar sus opiniones sobre esta sentencia en Desnivel.com.

1.- Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón:

En principio, la noticia es nefasta para la Red de Parques Nacionales, significa su final, tal y como los entendemos actualmente. Los aspectos generales ya han sido comentados por los grupos ecologistas con declaraciones a nivel nacional.

En el caso de Aragón, la noticia es especialmente preocupante, puede significar la muerte de Ordesa, ya que en Aragón la gestión ambiental es lamentable y raya lo absurdo. Un buen ejemplo lo encontramos en la Reserva de la Biosfera (MaB Unesco) Ordesa-Viñamala, una parte está gestionada por el ministerio (el Parque Nacional) y otra está gestionada por el departamento de medio ambiente que dirige el señor Alfredo Boné. La parte que gestiona el señor Boné incluye la cabecera del Gállego y un valle maravilloso llamado Espelunciecha. La gestión ambiental para el señor Boné significa no poner trabas al «progreso» y urbanizar un valle como Espelunciecha. Esa misma gestión ya ha intentado introducirla en el Parque Nacional, de él han partido proyectos para asfaltar y ensanchar pistas dentro del Parque, permitir el acceso a coches y la construcción de aparcamientos (Bujaruelo), además de otras grandes ideas por el estilo, que hasta ahora, la gestión estatal habían evitado. Si ahora esa gestión cae en sus manos ¿qué va a hacer? ¿llenar el parque de carreteras y urbanizaciones?, ¿construirá una estación de esquí en las gradas de Soaso? ¿entubará el agua de la cola de caballo para abastecer los cañones de nieve?

Para la montaña aragonesa, huerfana de una mayor protección, el sueño montañero de un gran parque natural de los Pirineos (nacido de la ampliación de Ordesa y su unión con otras zonas protegidas y el parque nacional
francés) queda definitivamente enterrado si la gestión pasa a manos de personas como Boné, enterrado bajo un amasijo de acero y hormigón.

2.- Eduardo Martínez de Pisón, Catedrático de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid:

En 1999 se estableció en España el Plan Director de la Red de Parques Nacionales. La idea de «Red» es esencial. Los Parques Nacionales no son parques particulares, locales ni regionales, aunque se asiente materialmente cada cual en estas escalas, sino que se establecen en una red nacional e incluso internacional, según deja claro su Plan Director aún vigente.

Tal red se extiende sobre la trama de la geografía física completa de un país y la refleja, responde a ella con complementariedad y representatividad, no lo hace sobre su trama de geografía administrativa y política diferenciada en entidades, conectando o separando entes aislados, ni sobre la red municipal ni autonómica -y menos aun en los parques transautonómicos-, aunque interfiere con ambas en los aspectos territoriales de localización, propiedad, gestión, etc., es decir en su emplazamiento físico y en su materialidad geo-ecológica y en los hechos de orden humano.

Por ello deben obedecer en su sentido natural a aquella trama física amplia y común y no a éstas. A la totalidad territorial, no a la parcelación. Ni siquiera a las diferenciadoras de las regiones naturales como casos aislables, pero aun menos a las administrativas. Ciertamente están constituidos por individuos geográficos sobresalientes, pero su suma remite a una trabazón geográfica superior a la que responden como piezas del conjunto. En lo político tienen, pues, su primera referencia en el estado como agrupación, aunque en razonable combinación con los restantes niveles particulares. Un cambio en este sentido es muy perturbador de la raíz natural, del sentido de conjunto y del carácter representativo. Incluso de su significado como terreno público, colectivo y común.

Parques de todos
No hay, en definitiva, parques asturianos o andaluces o canarios: se ubican allí, son elementos geográficos propios, pero si estoy en uno de ellos estoy en mi parque y en el de todos, venga yo de donde venga y esté el parque donde sea. Y ese espacio natural forma parte de la entidad material superior de la Península o los Archipiélagos y manifiesta uno de sus más excelentes engranajes naturales. Por último, incluso la experiencia -antigua y
reciente- nos ha vuelto suspicaces y nos ha obligado a pensar que en ciertos casos, si se perdiera el sentido y el control del Estado, algunos parques pasarían a manos directas o indirectas de ciertas iniciativas u organizaciones ya constituidas para el manejo de la naturaleza local que han demostrado en hechos concretos escasa fiabilidad, y las consecuencias de ello serían no sólo de pérdida de la trabazón sino de muy alto riesgo para el mismo mantenimiento del nivel de calidad de tales espacios protegidos.

El Plan Director señala con total claridad que la «Red» «define un modelo específico de gestión» y «debe conformar un sistema comprensible de la representación ecológica del país con una personalidad propia que integre a los parques nacionales y asegure un común denominador donde quepan disfrute y conservación. Debe concretarse, más allá de lo que determine la personalidad propia de cada parque, en un conjunto de criterios sobre cómo hacer la conservación». De este modo, los objetivos de dicho plan son, entre otros, «consolidar la Red de Parques Nacionales y potenciar su coherencia interna» e incorporar tales parques «al conjunto de estrategias nacionales e internacionales en materia de conservación». Nada menos disgregatorio, por tanto, incluso por razones de eficacia. La idea de lo nacional está, pues, latente en el sistema. A ello añade la copia de la Sentencia 102/1995 del Tribunal Constitucional, donde dice que la figura de Parques Nacionales «clava la más honda raíz en su carácter simbólico por tratarse de una realidad topográfica singular, a veces única, y signo distintivo en suma que identifica a un país y con el que se identifica». Es clave es, pues, el reconocimiento expreso del carácter identitario de los Parques Nacionales, pero no de uno aislado sino de cada uno y de todos del conjunto, lo que es mucho más rico, profundo y real. ¿Por qué renunciar entonces a lo que es mejor?

Sin embargo, acaba de saltar una noticia contraria a toda esta argumentación, según la cual una sentencia nueva del mismo Tribunal atribuiría la gestión exclusiva de cada Parque a la comunidad en que se enclava o la dividiría en las comunidades que comprende si cabalga sus límites, como ocurre en los Picos de Europa o bien ocurrirá en el Guadarrama. Será la ley, pero es, de hecho, la disociación del sistema, exactamente lo opuesto a lo que los expertos, los naturalistas, los amantes de la naturaleza piensan que sería lo correcto.

3.- Comunicado conjunto de Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y
WWF/Adena:

La organizaciones Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF/Adena, todas ellas representadas en diferentes parques nacionales, desean mostrar su profunda preocupación por las consecuencias que la sentencia del Tribunal Constitucional puede tener en la conservación de los Parques Nacionales.

Para estas organizaciones la sentencia del Tribunal Constitucional reduce a la mínima expresión posible la participación del Estado en la gestión de los Parques Nacionales, reservándole únicamente un papel residual, como la posibilidad de establecer criterios orientadores, pero ninguna competencia en las decisiones directas sobre la gestión de los parques y ninguna capacidad para obligar a su cumplimiento.

Desde el pasado mes de mayo, en que se hizo pública la existencia de un informe del Ministerio de Administraciones Públicas en el que se recomendaba al Ministerio de Medio Ambiente la cesión de la competencia exclusiva en la gestión de los Parques Nacionales a las Comunidades Autónomas, las organizaciones ecologistas habían expresado al Gobierno su máxima preocupación ante la posibilidad de que la Red de Parques Nacionales pudiera quedar vaciada de contenido y se implantara un modelo donde cada comunidad autónoma por separado tomara sus decisiones sobre la gestión diaria, como ahora sentencia el Tribunal Constitucional.

Las organizaciones ecologistas consideran esta sentencia un duro golpe a la Red de Parques y un claro retroceso, que solamente viene a satisfacer las pretensiones de algunas comunidades autónomas, pero que no aporta nada nuevo ni positivo a la conservación de la biodiversidad de la Parques Nacionales, objetivo principal que debiera haber guiado cualquier reflexión sobre el futuro de la Red.

Las organizaciones firmantes se han manifestado siempre partidarias de la cogestión de los PN mediante la participación del MIMAM y las Comunidades Autónomas y han realizado propuestas para mejorar este sistema garantizando una mayor independencia política y coherencia de la Red y un incremento de la participación de las administraciones locales, pero asegurando el papel del Estado como garante del mantenimiento y respeto a un modelo y una visión global.

Las ONG no cuestionan la capacidad de las Comunidades Autónomas para gestionar sus propias redes de espacios protegidos, pero opinan que el TC no ha entendido la necesidad de que exista una red superior, de interés general del Estado, en la cual estén representados los mejores ejemplos de los hábitats y ecosistemas españoles. Para las ONG, el reparto de los Parques Nacionales entre las distintas comunidades autónomas supone el fin de ese objetivo básico, consagrado por anteriores dictámenes del Alto Tribunal, destruyendo la unidad de criterio y la coherencia en la gestión a favor de intereses de puro poder político y territorial.

Así mismo, las ONG consideran un gravísimo error el vaciado de competencias de los patronatos y del Consejo de la Red impuesto por el TC, que se convierten en meros testigos y convidados de piedra de las decisiones que adopte cada autonomía.

Durante los últimos 25 años se ha organizado en España la que es seguramente la mejor Red de Parques Nacionales de Europa, y el modelo español de gestión compartida ha sido un ejemplo mundial para una nueva forma de entender la gestión de estos espacios protegidos, basada en la participación y la co-responsabilidad. Para las organizaciones ecologistas no tiene sentido abandonar este camino para ir a un modelo de exclusividad que no sólo no conserva mejor la naturaleza, sino que es menos abierto, menos participativo, más opaco y mucho más sensible a las presiones de los agentes locales.

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