En los últimos años se está potenciando desde el Gobierno de Aragón las llamadas semanas blancas. Se han hecho modificaciones del calendario escolar (frecuentemente inamovible) y hay subvenciones para estas actividades. Hay un gran interés por parte del ejecutivo aragonés en utilizar a los centros educativos para engrosar las listas de clientes de las estaciones de esquí.
En este curso se plantea realizar alguna actividad educativa que esté más cerca del deporte y la naturaleza (actividades o semanas verdes) y que no fomente los valores más aireados actualmente en nuestras estaciones de esquí: el consumo insostenible de la naturaleza y la inversión inmobiliaria como deporte.
La sociedad aragonesa se enfrenta a la grave y urgente problemática de la presión urbanística en la alta montaña que puede acabar con los valiosos paisajes de las montañas aragonesas; como ejemplo, ésta misma semana se conocía que la empresa Aramón planea una recalificación urbanística de un espacio público protegido para construir urbanizaciones privadas que acompañen a la desastrosa estación de Aramón-Formigal.
La educación no puede estar al margen y mucho menos fomentar este modelo desarrollista.
Este 15 de diciembre comienza el proceso de debate de una Ley que puede regular y evitar la especulación y los desmanes urbanísticos, además de asegurar un desarrollo sostenible de los territorios de montaña.