Si semejante proyecto fuera presentado sin decir donde se ubicaba, solamente sus características (construcción de campos de golf, pantanos, canalización de cauces, recalificaciones urbanísticas salvajes y alegales, miles de nuevas residencias, nuevas carreteras, multiplicación de las viviendas actuales por cien, operaciones de miles de millones de pesetas…), cualquiera pensaría que estábamos hablando de un proyecto de los promovidos recientemente en Marbella o Benidorm, por su desmesura y dilapidación del territorio.
Pero es que este megalómano proyecto, se ubica no en una zona urbana saturada, sino en una zona de alta montaña, de alto valor ecológico y cultural. Por ello, es un proyecto fuera de todo raciocinio, ajeno al más mínimo respeto por el territorio y donde sólo prima la obtención de dinero rápido aprovechando una especulación galopante que arrasará con toda la estructura social existente y con todo el paisaje secular.
Cualquiera de sus aspectos es desproporcionado: en una zona con problemas de abastecimiento de agua en la actualidad se proyectan instalar urbanizaciones de miles de viviendas. Sólo los tres campos de golf diseñados embalsarán 300.000 metros cúbicos de agua (el equivalente a 600 piscinas olímpicas, las piscinas de todo Aragón y concentrado en un pequeño valle), para lo que se realizarán detracciones de ríos y arroyos para llenar nuevos pantanos. Las ampliaciones de la estación de Cerler, así como la nueva estación de Castanesa, arrasará centenares de hectáreas de paisaje de alta montaña a las puertas del Parque de Posets-Maladeta; amén de los mejores pastos del valle. Nuevas carreteras en sendas de montaña, nuevas zonas residenciales ubicadas a más de 2.000 metros de altitud. Inversiones disparatadas de centenares de millones de euros.
Es un despropósito de tal magnitud que, aparte de pedir su retirada inmediata, cuesta trabajo analizar más aspectos.
Ante semejante desvarío, nos parece oportuno recordar que este tipo de proyectos no tendrían sentido si la tan demandada Ley de la Montaña existiera.
También nos parece oportuno recordar que el pasado 19 de marzo, tras la multitudinaria manifestación que pedía precisamente una Ley de la Montaña, el presidente de Aragón -Marcelino Iglesias-, prometió que en seis meses (para lo cual por cierto faltan menos de 50 días) aprobaría unas directrices del esquí para evitar los grandes proyectos desmedidos. Marcelino Iglesias tendría que explicar qué pasa con este proyecto ¿Aramón va en contra de lo estipulado por el Gobierno de Aragón, a pesar de estar participado por el mismo? ¿o Aramón sí coincide con las intenciones del Gobierno de Aragón y la promesa del presidente eran sólo palabras vacías para salir del trance?
Por último, recordar algunas cifras que nos pueden resultar ilustrativas de todo este despropósito.
Para la zona de Los Valles (Ansó y Echo), para potenciar un modelo de gestión sostenible del medio, con ganadería y usos acordes con el territorio, el Gobierno de Aragón ha destinado 0,4 millones de euros. El proyecto de Aramón costará más de 500 millones. Mil veces más entusiasmo para el modelo especulativo frente al sostenible.
Se dice que esa inversión (500 millones de euros) es para favorecer a los habitantes de la zona (300 habitantes). Si se les entregara ese dinero directamente en mano saldrían a 1,6 millones de euros por cabeza. Una familia de tres miembros tendría casi mil millones de pesetas para ellos. Sin embargo, a cada familia, si son propietarios y venden sus tierras y pastos, les llegarán algunos miles de euros. ¿dónde se queda el resto del dinero?
Si a todo esto añadimos la irreparable pérdida de paisaje de montaña de alto valor ecológico, todo este proyecto resulta completamente reprochable y es disparatado que cuente con el beneplácito de un gobierno aragonés.
Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón
Contacto: Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón www.ecologistasaragon.org/nieve
Paco Iturbe 600 649447