El turismo, que aún hoy aporta más casi el 11 por ciento del PIB español, acusará de lleno el impacto del cambio climático. El alza de las temperaturas en determinadas latitudes, el estrés hídrico provocado por la pérdida de precipitaciones y, en suma, el largo rosario de efectos derivados de la crisis climática global podría privar a España de buena parte de los turistas europeos que actualmente recibe. Los cálculos hablan de pérdidas del 40 por ciento del turismo alemán, y del cien por cien de los del Reino Unido.
«Habrá modificaciones muy importantes de los flujos turísticos», dijo este jueves José Manuel Moreno, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y coordinador de uno de los capítulos del IV informe del Panel de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC). Ha habido precedentes. En años muy cálidos en la Península se ha detectado menor entrada de turistas y, si se cumplen los pronósticos, las temperaturas podrían subir a finales de este siglo más de cuatro grados en algunas regiones. Además son previsibles «cambios de estacionalidad», viajes fuera de temporada o entre estaciones, debido a que también los veranos serán más cálidos en los países de origen de los turistas europeos.
A ello se suman otros impactos derivados del calentamiento global sobre el sector turístico español. La falta de agua puede comprometer la viabilidad de ciertas áreas tradicionales de veraneo, y la elevación del nivel del mar amenazaría a determinados asentamientos turísticos a pie de playa.
«No digo que el sector (turístico) vaya a quedar herido de muerte por el cambio climático, pero hay que vigilar y saber cuál es el peor escenario posible al que nos enfrentamos».
José Manuel Moreno compareció este jueves ante la Comisión mixta Congreso-Senado para el estudio del cambio climático. Ante la misma intervino semanas atrás el presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, y, al igual que éste, el representante español en esta plataforma internacional de análisis científico del calentamiento planetario y sus efectos ratificó la validez de los resultados del IV informe.
Sin controversia
A los negacionistas del cambio climático o de su dimensión real – José María Aznar entre otros-, Moreno les recordó que los datos científicos son «incontrovertibles». «El cambio climático dejó de ser objeto de controversia científica hace 20 años», subrayó. Otra cosa son las opiniones, y las proyecciones de lo que puede suceder a décadas vista, aunque «la ciencia tiene sus mecanismos de verificación». «Galileo no necesitó viajar a la Luna para saber que la Tierra se mueve», recalcó con ironía.
El catedrático, coordinador además del mayor estudio sobre el cambio climático en España, presentado en 2005, alertó además de las graves alteraciones en los ecosistemas terrestres y marinos que ya se perciben en la Península Ibérica y las islas. Aparición de especies invasoras, desaparición de otras autóctonas por la modificación de sus hábitats El cambio climático plantea cuestiones «de enorme calado para la conservación». «¿Qué hacer, proteger a las especies autóctonas cuyo entorno está cambiando y ya no les es propicio, o asumir que las especies invasoras vienen a reclamar un territorio en el que el clima y el ambiente les es ahora favorable?», interpeló.
La crisis económica mundial podría contribuir a moderar las emisiones de CO2, pero retrasar o dejar en suspenso los compromisos de reducción asumidos por la comunidad internacional sólo hará «que tengamos menos tiempo para actuar» antes de llegar al límite de los 2 grados de aumento de las temperaturas que se considera catastrófico. Los científicos ponen los datos sobre la mesa y la pelota está en el tejado «de los políticos». «Ustedes decidirán los riesgos que nos van hacer correr», apostilló Moreno.