El alcalde de Montanuy, Josep Maria Agullana, manifestó ayer que, aunque el plazo para presentar alegaciones finalizó el pasado jueves 19 de octubre, el consistorio cree que a principios de esta próxima semana aún pueden llegar más alegaciones al Ayuntamiento a través del correo. De momento, las más de cien alegaciones que ya se han registrado en el consistorio son de dos tipos básicamente, según explicó ayer el alcalde. Unas se refieren a propuestas, objeciones, quejas y sugerencias de vecinos sobre temas particulares de fincas, lindes y límites territoriales, y proceden de habitantes censados en el municipio. Otras alegaciones son objeciones, propuestas, quejas y sugerencias de particulares y colectivos que se oponen de forma global al proyecto municipal. Entre éstos hay vecinos del municipio pero también hay colectivos, entidades y organizaciones, la mayoría de las cuales son ecologistas y conservacionistas, que consideran que tanto el PGOU como el proyecto de Aramon representan una amenaza para la preservación del territorio, de su vida tradicional y de sus valores sociales, culturales y ecológicos. En este bloque de alegaciones algunas han llegado incluso de fuera de Aragón, como, por ejemplo, de Lleida, Burgos o Valladolid.
Según el alcalde, una vez sean contabilizadas y analizadas, todas las alegaciones serán tramitadas en el plazo de dos o tres meses a Urbanismo del Gobierno aragonés, que tendrá un plazo de unos cinco meses a partir de entonces para determinar si el plan puede tirar adelante o no. En este sentido, cabe recordar que es difícil avanzar si el plan se aprobará dentro de la presente legislatura, ya que las elecciones municipales y autonómicas están previstas para finales del próximo mes de mayo. En cualquier caso, Agullana resume que el plan contempla un desarrollo centralizado y mayor en la zona baja (Casa d’Arro y Casa Quintana), un desarrollo medio en la zona de influencia (Baliera) y un desarrollo menor en los núcleos urbanos (donde la construcción será respetuosa con el entorno y tendrá sólo dos alturas).
Agullana cree que el plan puede ser un revulsivo para la zona, donde hay censados 330 vecinos, y que será un complemento para la supervivencia de la ganadería y el resto de actividades tradicionales del municipio.